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Jueces 6:3 - Biblia Reina Valera 1995

3 Pues sucedía que cuando Israel tenía algo sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Cada vez que los israelitas sembraban sus cultivos, venían saqueadores de Madián, de Amalec y del pueblo del oriente, y atacaban a Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Cuando Israel sembraba, Madián hacía una incursión junto con Amalec y los hijos de Oriente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Porque sucedía que cuando los de Israel acababan de sembrar, los madianitas venían con los amalecitas y con los hijos del oriente y subían contra ellos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Cuando Israel hacía la siembra, subían contra él los madianitas, los amalecitas y los hijos de oriente,

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Jueces 6:3
25 Referans Kwoze  

A los hijos de sus concubinas les dio Abraham regalos; pero, cuando aún vivía, los separó de su hijo Isaac enviándolos hacia las tierras del oriente.


Siguió luego Jacob su camino y fue a la tierra de los orientales.


También pasaron revista a los hijos de Israel, y tomaron provisiones y le salieron al encuentro. Acamparon los hijos de Israel frente a ellos como dos rebañuelos de cabras, mientras los sirios llenaban la tierra.


Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales y que toda la sabiduría de los egipcios.


Dio, pues, Hiram a Salomón toda la madera de cedro y la madera de ciprés que quiso,


Su hacienda era de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas y muchísimos criados. Era el hombre más importante de todos los orientales.


¡siembre yo y otro coma! ¡Sea arrancada mi siembra!


Después vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim.


sino que se lanzarán contra los filisteos al occidente, y saquearán también a los de oriente. Edom y Moab los servirán, y los hijos de Amón los obedecerán.


Juró Jehová por su mano derecha y por su poderoso brazo: «Jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo;


Acerca de Cedar y de los reinos de Hazor, asolados por Nabucodonosor, rey de Babilonia. Así ha dicho Jehová: «Levantaos, subid contra Cedar y destruid a los hijos del oriente.


Dirás a los hijos de Amón: “Oíd la palabra de Jehová, el Señor, que dice así: Por cuanto dijiste: ‘¡Ea, qué bien!’, cuando mi santuario era profanado, la tierra de Israel era asolada y llevada en cautiverio la casa de Judá;


por eso yo te entrego por heredad a los orientales, pondrán en ti sus apriscos y plantarán en ti sus tiendas; ellos comerán tus sementeras y beberán tu leche.


yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma. Sembraréis en vano vuestra semilla, pues vuestros enemigos la comerán.


Sembrarás, mas no segarás; pisarás aceitunas, mas no te ungirás con el aceite; también uvas, mas no beberás el vino.


Ella se comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.


de los de Sidón, de Amalec y de Maón? Y cuando clamasteis a mí, ¿no os libré de sus manos?


El rey de Moab juntó consigo a los hijos de Amón y de Amalec, vino e hirió a Israel, y tomó la ciudad de las palmeras.


Como la mano de Madián los oprimía cada vez más, los hijos de Israel, por temor a los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, cavernas y lugares fortificados.


Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y cruzando el Jordán acamparon en el valle de Jezreel.


Acampaban frente a ellos y destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza. No dejaban qué comer en Israel, ni ovejas ni bueyes ni asnos.


Los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente se habían esparcido por el valle como una plaga de langostas, y sus camellos eran innumerables como la arena que se acumula a la orilla del mar.


Zeba y Zalmuna estaban en Carcor con un ejército como de quince mil hombres, los que quedaban de todo el ejército de los hijos del oriente, pues habían caído ciento veinte mil hombres que sacaban espada.


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