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Juan 8:9 - Biblia Reina Valera 1995

9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, fueron saliendo uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los más jóvenes; solo quedaron Jesús y la mujer que estaba en medio.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron solo Jesús y la mujer en medio de la multitud.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Al oír estas palabras, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta que se quedó Jesús solo con la mujer, que seguía de pie ante él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Ellos, al oírlo, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta quedar solos Jesús y la mujer, que estaba allí delante.

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Juan 8:9
22 Referans Kwoze  

Entonces dijo ella a Elías: —¿Qué tengo que ver yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido aquí a recordarme mis pecados y a hacer morir a mi hijo?


Dijo además el rey a Simei: «Tú conoces todo el mal, el cual tu corazón bien sabe que cometiste contra mi padre David. Jehová, pues, ha hecho recaer el mal sobre tu cabeza.


Los cielos descubrirán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él.


la alegría de los malos es breve y el gozo del impío solo dura un momento?


Sean avergonzados y confundidos a una los que buscan mi vida para destruirla. Vuelvan atrás y avergüéncense los que mi mal desean.


Estas cosas hiciste y yo he callado; pensabas que de cierto sería yo como tú; ¡pero te reprenderé y las pondré delante de tus ojos!


Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma; sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.


porque tu corazón sabe que tú también hablaste mal de otros muchas veces.


Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.


Enderezándose Jesús y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: —Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?


Otra vez Jesús les habló, diciendo: —Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.


Por la mañana volvió al Templo, y todo el pueblo vino a él; y sentándose, les enseñaba.


Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio,


E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.


mostrando la obra de la Ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia y acusándolos o defendiéndolos sus razonamientos


Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio?


pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.


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