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Juan 19:30 - Biblia Reina Valera 1995

30 Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: —¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Después de probar el vino, Jesús dijo: «¡Todo está cumplido!». Entonces inclinó la cabeza y entregó su espíritu.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Jesús probó el vino y dijo: 'Todo está cumplido. Después inclinó la cabeza y entregó el espíritu.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Luego que Jesús tomó el vinagre,° dijo: Consumado está. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: '¡Todo se ha cumplido!'. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

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Juan 19:30
28 Referans Kwoze  

Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón.


Como un tiesto se secó mi vigor y mi lengua se pegó a mi paladar. ¡Me has puesto en el polvo de la muerte!


Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá descendencia, vivirá por largos días y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.


Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los poderosos repartirá el botín; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos y orado por los transgresores.


»”Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, poner fin al pecado y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, sellar la visión y la profecía y ungir al Santo de los santos.


Después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y nada ya le quedará. El pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario, su final llegará como una inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.


«¡Levántate, espada, contra el pastor y contra el hombre que me acompaña!, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor y serán dispersadas las ovejas; yo tornaré mi mano contra los pequeñitos.


como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.


Pero Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.


Jesús le respondió: —Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces se lo permitió.


Pero Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró.


Os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: “Y fue contado con los inicuos”, porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento.


Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: —Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Habiendo dicho esto, expiró.


»Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.


Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.


»Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciera.


Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliera: —¡Tengo sed!


Jesús les dijo: —Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra.


pues el fin de la Ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.


a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,


Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois, sin levadura, porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.


Mas aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.


puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.


Y según la Ley, casi todo es purificado con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay remisión.


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