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Jeremías 4:7 - Biblia Reina Valera 1995

7 El león sube de la espesura, el destructor de naciones está en marcha; ha salido de su lugar para poner tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador.

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Biblia Reina Valera 1960

7 El león sube de la espesura, y el destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Desde su guarida un león acecha, un destructor de naciones. Ha salido de su guarida y se dirige hacia ustedes. ¡Arrasará su tierra! Sus ciudades quedarán en ruinas, y ya nadie vivirá en ellas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 El león, que devora las naciones, se ha levantado de su madriguera y se ha puesto en marcha, abandonando su morada, para dejar tu tierra como un desierto, tus ciudades destruidas y sin habitantes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 De la espesura sube el león,° El destructor de naciones está en marcha, Partió de su lugar para convertir tu tierra en desolación; Tus ciudades quedarán en ruinas, sin habitantes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Sube un león desde la selva, se ha puesto en camino un devastador de naciones, ha salido de su residencia para hacer de tu país un desierto: arruinadas serán tus ciudades sin quedar un habitante.

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Jeremías 4:7
33 Referans Kwoze  

En su tiempo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió en campaña, y Joacim se convirtió en su siervo por tres años, pero luego volvió a rebelarse contra él.


Aconteció en el noveno año de su reinado, el día diez del mes décimo, que Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó con todo su ejército contra Jerusalén, la sitió y levantó torres alrededor de ella.


Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros y asolada como asolamiento de extraños.


De parte de Jehová de los ejércitos ha llegado a mis oídos que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas.


Yo dije: —¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: —Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto;


Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.


Así ha dicho Jehová acerca de la casa del rey de Judá: «Como Galaad eres tú para mí, y como la cima del Líbano; sin embargo, te convertiré en soledad, y quedarás como las ciudades deshabitadas.


Prepararé contra ti destructores, cada uno con sus armas; cortarán tus cedros escogidos y los echarán en el fuego.


Dejó cual leoncillo su guarida, pues asolada fue la tierra de ellos por la ira del opresor, por el furor de su ira.


yo enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus habitantes, y contra todas estas naciones en derredor. Los destruiré, y los pondré por espanto, por burla y desolación perpetua.


¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: “Esta Casa será como Silo y esta ciudad quedará asolada y sin habitantes”?» Y todo el pueblo se reunió contra Jeremías en la casa de Jehová.


»”’A la nación y al reino que no sirva a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no ponga su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia, castigaré a tal nación con espada, con hambre y con peste, dice Jehová, hasta que acabe con ella por medio de su mano.


»Así ha dicho Jehová: En este lugar, del cual decís que está desierto, sin hombres y sin animales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están asoladas, sin nadie que habite allí, ni hombre ni animal,


Yo mandaré, dice Jehová, y los haré volver a esta ciudad. Pelearán contra ella, la tomarán y la entregarán al fuego. Y convertiré en desolación las ciudades de Judá, hasta no quedar habitante alguno.»


Al estruendo de la gente de a caballo y de los flecheros huye toda la ciudad; entran en las espesuras de los bosques y se suben a los peñascos; todas las ciudades fueron abandonadas y no queda en ellas morador alguno.


«Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá. Ahora están asoladas, y no hay quien habite en ellas


Vivo yo, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos, que como el Tabor entre los montes y como el Carmelo junto al mar, así vendrá el enemigo.


»Yo, como un león que sube de la espesura del Jordán al verde prado, muy pronto los haré huir de ella, y pondré en ella al que yo escoja, porque ¿quién es semejante a mí? ¿Quién me emplazará? ¿Quién será el pastor que pueda resistirme?


»Por tanto, el león de la selva los matará, los destruirá el lobo del desierto, el leopardo acechará sus ciudades. Cualquiera que salga de ellas, será arrebatado, porque sus rebeliones se han multiplicado, se han aumentado sus traiciones.


»Rebaño descarriado es Israel; leones lo dispersaron. »Primero lo devoró el rey de Asiria; Nabucodonosor, rey de Babilonia lo deshuesó después.


»Ciertamente yo, como león que sube de la espesura del Jordán al verde prado, muy pronto los haré huir de ella, y pondré en ella al que yo escoja, porque ¿quién es semejante a mí? ¿Quién me emplazará? ¿Quién será el pastor que pueda resistirme?


Desde Dan se oyó el resoplar de sus caballos; al sonido de los relinchos de sus corceles tembló toda la tierra. Vinieron y devoraron la tierra y todo lo que en ella había, la ciudad y a los que moraban en ella.


»Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, a una guarida de chacales, y convertiré las ciudades de Judá en una desolación donde no quede un solo morador.»


Las ciudades habitadas quedarán desiertas y la tierra será asolada. Y sabréis que yo soy Jehová.”»


y derramaré sobre ti mi ira; el fuego de mi enojo haré encender sobre ti y te entregaré en mano de hombres temerarios, artífices de destrucción.


«Hijo de hombre, entona una lamentación por el faraón, rey de Egipto, y dile: »“A leoncillo de naciones eres semejante, y eres como el dragón en los mares; pues secabas tus ríos, enturbiabas las aguas con tus pies y pisoteabas sus riberas.


Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien le placía, mataba, y a quien le placía, daba vida; engrandecía a quien le placía, y a quien le placía, humillaba.


La primera era como un león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas le fueron arrancadas; fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies, a manera de hombre, y se le dio corazón de hombre.


Dejaré desiertas vuestras ciudades, asolaré vuestros santuarios y no oleré la fragancia de vuestro suave perfume.


A vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré la espada en pos de vosotros. Vuestra tierra quedará asolada y desiertas vuestras ciudades.


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