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Jeremías 4:11 - Biblia Reina Valera 1995

11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: «Un viento seco de las alturas del desierto viene hacia la hija de mi pueblo, y no para aventar ni para limpiar.

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Biblia Reina Valera 1960

11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Se acerca la hora en que el Señor dirá a la gente de Jerusalén: «Mi querido pueblo, desde el desierto sopla un viento abrasador, y no la brisa suave que se usa para separar la paja del grano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 En ese tiempo dirán a este pueblo y a Jerusalén: 'Un viento que quema y que no sirve para separar la paja del grano, sopla desde el desierto hacia la hija de mi pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalem: Un viento abrasador viene de las alturas del desierto a la hija de mi pueblo, No para aventar ni para limpiar;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento ardiente de las dunas del desierto avanza hacia la hija de mi pueblo, no para aventar ni para limpiar:

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Jeremías 4:11
28 Referans Kwoze  

Sobre los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrasador serán la porción de su copa.


Por esto dije: «Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.»


Con moderación lo castigarás en sus vástagos. Él los remueve con su recio viento en el día del viento del este.


Los aventarás y se los llevará el viento; los esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel.


pues todos nosotros somos como cosa impura, todas nuestras justicias como trapo de inmundicia. Todos nosotros caímos como las hojas y nuestras maldades nos llevaron como el viento.


Por tanto, yo los esparciré al viento del desierto, como tamo que pasa.


»Les dirás, pues, esta palabra: »“Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen, porque la virgen hija de mi pueblo ha sufrido una terrible desgracia, porque su llaga es muy dolorosa.


La tempestad de Jehová saldrá con furor; la tempestad que está preparada caerá sobre la cabeza de los malos.


Un viento más impetuoso que este vendrá a servirme, y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos.


Se oye la voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: «¿No está Jehová en Sión? ¿No está en ella su Rey?» «¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas?»


¡Ay, si mi cabeza se hiciera agua y mis ojos fuentes de lágrimas, para llorar día y noche a los muertos de la hija de mi pueblo!


Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos: «Yo los refinaré y los probaré, porque ¿qué más he de hacer por la hija de mi pueblo?


Mis ojos se deshacen en lágrimas, mis entrañas se conmueven y mi hígado se derrama por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo; y los niños, ¡aun los de pecho!, desfallecen entre tanto en las plazas de la ciudad.


Ríos de lágrimas brotan de mis ojos por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.


Las manos de mujeres piadosas cocieron a sus hijos: ¡Sus propios hijos les sirvieron de comida en el día del desastre de la hija de mi pueblo!


Aun los chacales dan las ubres para amamantar a sus cachorros, pero la hija de mi pueblo es cruel como los avestruces del desierto.


Porque más fue la iniquidad de la hija de mi pueblo que el pecado de Sodoma, que fue destruida en un instante, sin manos que se alzaran contra ella.


He aquí, está plantada: ¿Será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento del este la toque? ¡En los mismos surcos de su verdor, se secará!”»


Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra. El viento del este secó su fruto y sus fuertes ramas fueron quebradas y se secaron consumidas por el fuego.


Aunque él fructifique entre sus hermanos, vendrá el viento del este, el viento de Jehová que sube del desierto, y se secará su manantial, se agotará su fuente. Él despojará el tesoro de todas sus preciosas alhajas.


Por tanto, serán como la niebla de la mañana y como el rocío de la madrugada, que se disipa; como la paja que la tempestad arroja de la era, como el humo que sale por la chimenea.


¡Un viento los llevará en sus alas, y se avergonzarán de sus sacrificios!»


Luego pasa como el huracán, y peca porque hace de su fuerza su dios.


Porque yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas.


Su aventador está en su mano para limpiar su era. Recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.»


Su aventador está en su mano para limpiar su era. Recogerá el trigo en su granero y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.


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