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Génesis 48:4 - Biblia Reina Valera 1995

4 y me dijo: “Yo te haré crecer, te multiplicaré y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua.”

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 y me dijo: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 con estas palabras: “Te haré fructífero y multiplicaré tu descendencia. Haré de ti una multitud de naciones, y daré esta tierra de Canaán a tus descendientes como posesión perpetua”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Mira, yo haré que seas fecundo y que te multipliques. Haré de ti una asamblea de naciones y te daré a ti y a tus descendientes después de ti este país, como una propiedad eterna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 y me dijo: He aquí Yo te haré fructificar, te multiplicaré, te pondré por congregación de pueblos y a tu descendencia después de ti daré esta tierra por posesión perpetua.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 diciendo: 'Yo te haré ser fecundo y te multiplicaré, te convertiré en una asamblea de pueblos, y entregaré esta tierra a tus descendientes después de ti en posesión perpetua'.

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Génesis 48:4
20 Referans Kwoze  

Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición.


Debe ser circuncidado el nacido en tu casa y el comprado por tu dinero, de modo que mi pacto esté en vuestra carne por pacto perpetuo.


Te multiplicaré en gran manera, y de ti saldrán naciones y reyes.


Te daré a ti y a tu descendencia después de ti la tierra en que habitas, toda la tierra de Canaán, en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.


de cierto te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; tu descendencia se adueñará de las puertas de sus enemigos.


Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y daré a tu descendencia todas estas tierras, y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente,


Que el Dios omnipotente te bendiga, te haga fructificar y te multiplique hasta llegar a ser multitud de pueblos;


Y tú has dicho: “Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que por ser tanta no se puede contar.”»


También le dijo Dios: «Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y un conjunto de naciones saldrán de ti, y reyes saldrán de tus entrañas.


Entonces Dios dijo: —Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas descender a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación.


Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; tomaron posesión de ella, se aumentaron y se multiplicaron en gran manera.


Herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.


Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos para que los oprimieran con sus cargas. Así edificaron para el faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés.


Pero los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, llegaron a ser numerosos y fuertes en extremo, y se llenó de ellos la tierra. Muchos conocen hoy al antiguo Egipto solo por sus pirámides, la esfinge, la escritura jeroglífica y los tesoros de sus gobernantes. Sin el Nilo, Egipto habría sido solo un árido desierto. Cada año, ese río se desborda y, al volver a su cauce normal, deja atrás una fértil capa de barro negro. En estas franjas fértiles puede crecer gran variedad de granos. A ambos lados de esa faja verde se extiende el desierto. (Véase Índice de mapas.) Egipto es una de las civilizaciones más antiguas. El ser humano habita el Valle del Nilo desde la edad de piedra. La historia escrita de Egipto y de sus familias reales (los «faraones») data de antes del año 3000 a.C. Antes de la época de Abraham, poderosos faraones habían conquistado hasta las regiones al sur del Sudán. En algún momento entre 1700 y 1650 a.C., Egipto fue invadido por un gran grupo de extranjeros. Muchos de ellos eran semitas (gente de raza y lengua similares a las de los patriarcas israelitas). Pronto conquistaron Egipto. Desde su capital, al nordeste del delta del Nilo, los gobernantes semitas (llamados «hicsos») controlaron un imperio que abarcaba la mayoría del territorio egipcio y toda Palestina (véase Índice de mapas). Algunos estudiosos opinan que fue uno de esos faraones quien protegió a José (cf. Gn 41—50). Cerca del año 1550 a.C., el imperio hicso fue derrotado. Amosis I fundó una nueva dinastía de faraones. Su imperio se expandió, alcanzando su máxima extensión en los reinados de Tutmosis III y Ramsés II. Un considerable número de intérpretes cree que el faraón del éxodo fue Ramsés II (cf. Ex 5—14). Para construir sus ciudades reales, los faraones necesitaban ladrillos. Para hacerlos, los hombres excavaban arcilla y la mezclaban con paja. Con esa mezcla llenaban moldes de madera y los ponían al sol para que la mezcla se secara y endureciera. (cf. Ex 5.7-19). Ese mismo método se emplea todavía en algunos países. La idea de la escritura, inventada en Babilonia entre el 3500 y el 3000 a.C., llegó rápidamente a Egipto. Los sacerdotes egipcios pronto inventaron su propio sistema de expresar ideas por medio de dibujos («jeroglíficos»). Mucho de lo que sabemos del antiguo Egipto proviene de los jeroglíficos encontrados en edificios y monumentos, y de libros, cartas y crónicas escritos en un estilo manuscrito abreviado, llamado «hierático». Las vestiduras egipcias eran de lino. Los hombres usaban faldas; las mujeres, vestidos largos con grandes tirantes en los hombros. Los ricos vestían lino fino plisado, por lo general blanco, pero también de colores. Para ocasiones especiales usaban pelucas y joyería (anillos, brazaletes, collares y cintas para la cabeza). Mantenían su piel suave con aceite, usaban maquillaje negro para los ojos y perfumes. El rey y su corte empleaban muchos artesanos hábiles, pintores, escultores, orfebres y plateros. Como los egipcios creían que la vida después de la muerte era muy similar a la vida presente, llenaban las tumbas con objetos familiares del difunto y con pinturas que reproducían escenas de la vida cotidiana. Los antiguos egipcios tenían muchos dioses: dioses que gobernaban los fenómenos naturales, dioses de la verdad, la justicia, la sabiduría, etc. El rey del mundo de ultratumba (el mundo de los muertos) era Osiris, quien tenía las llaves de la vida después de la muerte. El faraón era el intermediario entre los dioses y las personas. En los templos, los sacerdotes servían a los dioses como si se tratara de reyes humanos. La gente común solo veía las imágenes de las grandes divinidades en los días festivos, cuando las sacaban en procesión.


Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres. En ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David los gobernará para siempre.


porque yo me volveré a vosotros, os haré crecer, os multiplicaré y afirmaré mi pacto con vosotros.


Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, estableció los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel.


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