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Éxodo 5:21 - Biblia Reina Valera 1995

21 y les dijeron: —Que Jehová os examine y os juzgue, pues nos habéis hecho odiosos ante el faraón y sus siervos, y les habéis puesto la espada en la mano para que nos maten.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 les dijeron: Mire Jehová sobre vosotros, y juzgue; pues nos habéis hecho abominables delante de Faraón y de sus siervos, poniéndoles la espada en la mano para que nos maten.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Los jefes de cuadrilla les dijeron: «¡Que el Señor los juzgue y los castigue por habernos hecho repugnantes a los ojos del faraón y sus funcionarios! ¡Ustedes mismos les pusieron una espada en la mano, les dieron una excusa para que nos maten!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 y les dijeron: 'Que Yavé examine y juzgue. Por culpa de ustedes Faraón y sus capataces nos han tomado odio. Ustedes han puesto la espada en sus manos para matarnos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 y les dijeron: Que YHVH os mire y juzgue, pues habéis hecho heder nuestro aliento a ojos de Faraón y de sus servidores,° poniéndoles en su mano una espada para que se nos mate.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 les dijeron: 'Que Yahveh os mire y juzgue. Nos habéis hecho odiosos al Faraón y a sus servidores, y habéis puesto la espada en sus manos para que nos maten'.

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Éxodo 5:21
19 Referans Kwoze  

Entonces Sarai dijo a Abram: —¡Mi agravio sea sobre ti! Yo te di a mi sierva por mujer, pero al verse encinta me mira con desprecio. ¡Juzgue Jehová entre tú y yo!


Que el Dios del padre de nuestros padres, el Dios de Abraham y el Dios de Nacor, juzgue entre nosotros. Jacob juró por aquel a quien temía Isaac, su padre.


Entonces dijo Jacob a Simeón y a Leví: —Me habéis puesto en un grave aprieto al hacerme odioso a los habitantes de esta tierra, el cananeo y el ferezeo. Como tengo pocos hombres, se juntarán contra mí, me atacarán, y me destruirán a mí y a mi casa.


Viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, mandaron a tomar a sueldo veinte mil hombres de a pie entre los sirios de Bet-rehob y los sirios de Soba, mil hombres del rey de Maaca, y doce mil hombres de Is-tob.


Al ver los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los hijos de Amón enviaron mil talentos de plata para tomar a sueldo carros y gente de a caballo de Mesopotamia, de Siria, de Maaca y de Soba.


y dijeron a Moisés: —¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué nos has sacado de Egipto?


El pueblo se puso a murmurar contra Moisés, diciendo: «¿Qué hemos de beber?»


En el desierto, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón.


El pueblo creyó, y al oír que Jehová había visitado a los hijos de Israel y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron.


Cuando salían de la presencia del faraón, se encontraron con Moisés y Aarón, que los estaban esperando,


De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés, debido al desaliento que los embargaba a causa de la dura servidumbre.


Las moscas muertas hacen heder y corrompen el perfume del perfumista; así es una pequeña locura al que es estimado como sabio y honorable.


Profecía sobre las bestias del Neguev: Por tierra de tribulación y angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de asnos sus riquezas y sus tesoros sobre jorobas de camellos. Las llevan a un pueblo que no les será de provecho alguno.


Haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta: su faz hacia el mar oriental, y su final hacia al mar occidental. Exhalará su hedor y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas.


que ninguno de los que vieron mi gloria y las señales que he hecho en Egipto y en el desierto, los que me han tentado ya diez veces y no han oído mi voz,


¿Por qué nos trae Jehová a esta tierra para morir a espada, y para que nuestras mujeres y nuestros niños se conviertan en botín de guerra? ¿No nos sería mejor regresar a Egipto?»


Cuando todo Israel supo que se decía: «Saúl ha atacado a la guarnición de los filisteos», y también que Israel se había hecho odioso a los filisteos, se reunió el pueblo tras Saúl en Gilgal.


Pero Aquis confiaba en David, pues pensaba: «Él se ha hecho odioso a su pueblo Israel, y será mi siervo para siempre.»


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