Éxodo 1:20 - Biblia Reina Valera 199520 Dios favoreció a las parteras; el pueblo se multiplicó y se fortaleció mucho. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 196020 Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente20 Por eso Dios fue bueno con las parteras, y los israelitas siguieron multiplicándose, y se hicieron cada vez más poderosos. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)20 Dios estaba con las parteras, así que el pueblo creció y llegó a ser muy fuerte;' Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion20 Y ’Elohim favoreció a las parteras, y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 197520 Dios favoreció a las parteras. Y el pueblo seguía creciendo y fortaleciéndose. Gade chapit la |
Pero los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, llegaron a ser numerosos y fuertes en extremo, y se llenó de ellos la tierra. Muchos conocen hoy al antiguo Egipto solo por sus pirámides, la esfinge, la escritura jeroglífica y los tesoros de sus gobernantes. Sin el Nilo, Egipto habría sido solo un árido desierto. Cada año, ese río se desborda y, al volver a su cauce normal, deja atrás una fértil capa de barro negro. En estas franjas fértiles puede crecer gran variedad de granos. A ambos lados de esa faja verde se extiende el desierto. (Véase Índice de mapas.) Egipto es una de las civilizaciones más antiguas. El ser humano habita el Valle del Nilo desde la edad de piedra. La historia escrita de Egipto y de sus familias reales (los «faraones») data de antes del año 3000 a.C. Antes de la época de Abraham, poderosos faraones habían conquistado hasta las regiones al sur del Sudán. En algún momento entre 1700 y 1650 a.C., Egipto fue invadido por un gran grupo de extranjeros. Muchos de ellos eran semitas (gente de raza y lengua similares a las de los patriarcas israelitas). Pronto conquistaron Egipto. Desde su capital, al nordeste del delta del Nilo, los gobernantes semitas (llamados «hicsos») controlaron un imperio que abarcaba la mayoría del territorio egipcio y toda Palestina (véase Índice de mapas). Algunos estudiosos opinan que fue uno de esos faraones quien protegió a José (cf. Gn 41—50). Cerca del año 1550 a.C., el imperio hicso fue derrotado. Amosis I fundó una nueva dinastía de faraones. Su imperio se expandió, alcanzando su máxima extensión en los reinados de Tutmosis III y Ramsés II. Un considerable número de intérpretes cree que el faraón del éxodo fue Ramsés II (cf. Ex 5—14). Para construir sus ciudades reales, los faraones necesitaban ladrillos. Para hacerlos, los hombres excavaban arcilla y la mezclaban con paja. Con esa mezcla llenaban moldes de madera y los ponían al sol para que la mezcla se secara y endureciera. (cf. Ex 5.7-19). Ese mismo método se emplea todavía en algunos países. La idea de la escritura, inventada en Babilonia entre el 3500 y el 3000 a.C., llegó rápidamente a Egipto. Los sacerdotes egipcios pronto inventaron su propio sistema de expresar ideas por medio de dibujos («jeroglíficos»). Mucho de lo que sabemos del antiguo Egipto proviene de los jeroglíficos encontrados en edificios y monumentos, y de libros, cartas y crónicas escritos en un estilo manuscrito abreviado, llamado «hierático». Las vestiduras egipcias eran de lino. Los hombres usaban faldas; las mujeres, vestidos largos con grandes tirantes en los hombros. Los ricos vestían lino fino plisado, por lo general blanco, pero también de colores. Para ocasiones especiales usaban pelucas y joyería (anillos, brazaletes, collares y cintas para la cabeza). Mantenían su piel suave con aceite, usaban maquillaje negro para los ojos y perfumes. El rey y su corte empleaban muchos artesanos hábiles, pintores, escultores, orfebres y plateros. Como los egipcios creían que la vida después de la muerte era muy similar a la vida presente, llenaban las tumbas con objetos familiares del difunto y con pinturas que reproducían escenas de la vida cotidiana. Los antiguos egipcios tenían muchos dioses: dioses que gobernaban los fenómenos naturales, dioses de la verdad, la justicia, la sabiduría, etc. El rey del mundo de ultratumba (el mundo de los muertos) era Osiris, quien tenía las llaves de la vida después de la muerte. El faraón era el intermediario entre los dioses y las personas. En los templos, los sacerdotes servían a los dioses como si se tratara de reyes humanos. La gente común solo veía las imágenes de las grandes divinidades en los días festivos, cuando las sacaban en procesión.