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Ester 4:4 - Biblia Reina Valera 1995

4 Las doncellas de Ester y sus eunucos fueron a decírselo. Entonces la reina sintió un gran dolor, y envió vestidos para que Mardoqueo se vistiera y se quitara la ropa áspera; pero él no los aceptó.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y vinieron las doncellas de Ester, y sus eunucos, y se lo dijeron. Entonces la reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio; mas él no los aceptó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cuando las doncellas y los eunucos de la reina Ester se le acercaron y le contaron lo de Mardoqueo, ella se angustió profundamente. Le envió ropa para reemplazar la tela áspera, pero él la rechazó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Cuando Ester se enteró de todo eso por medio de sus damas y de sus eunucos, quedó horrorizada. Mandó ropa a Mardoqueo para que se la pusiera en vez del saco, pero éste se negó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Cuando las doncellas de Ester y sus eunucos le informaron, la reina se estremeció° en gran manera. Luego envió vestiduras para que se las vistiera Mardoqueo, y se quitara de encima su saco,° pero él no lo aceptó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Las doncellas de Ester y sus eunucos entraron a comunicárselo; y la reina sintió inmensa angustia. Mandó vestidos para que se los pusiera Mardoqueo y se quitara el sayal, pero él no los aceptó.

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Ester 4:4
10 Referans Kwoze  

Se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo, pero él no quiso recibir consuelo, diciendo: «¡Descenderé enlutado junto a mi hijo hasta el seol!» Y lo lloró su padre.


Alzó él entonces su rostro hacia la ventana y dijo: —¿Quién está conmigo? ¿quién? Se inclinaron hacia él dos o tres eunucos.


Pero la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de los eunucos. Entonces el rey se enojó mucho. Lleno de ira,


En toda provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, había entre los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación. Saco y ceniza era la cama de muchos.


Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos que el rey había puesto al servicio de ella, y lo mandó a Mardoqueo para averiguar qué sucedía y por qué estaba así.


Al Señor busqué en el día de mi angustia; por las noches, sin descanso, alzaba a él mis manos; mi alma rehusaba el consuelo.


Que el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: «Me apartará totalmente Jehová de su pueblo», ni diga el eunuco: «He aquí, yo soy un árbol seco.»


Así ha dicho Jehová: «Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo: es Raquel que llora por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron.»


Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros y había venido a Jerusalén para adorar,


Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dárselo a sus oficiales y a sus siervos.


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