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Ester 4:1 - Biblia Reina Valera 1995

1 Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de ropa áspera, se cubrió de ceniza, y se fue por la ciudad lanzando grandes gemidos,

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Biblia Reina Valera 1960

1 Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Cuando Mardoqueo se enteró de todo lo que había ocurrido, se rasgó su ropa, se vistió de tela áspera, se arrojó ceniza y salió por la ciudad llorando a gritos con un amargo lamento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Al enterarse Mardoqueo de esas determinaciones rasgó su ropa, se puso un saco y se cubrió de ceniza, luego salió a recorrer la ciudad lanzando gritos desgarradores.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Mardoqueo supo todo lo que se había hecho. Entonces Mardoqueo rasgó sus vestidos y se vistió de saco° y de ceniza, y entró al medio de la ciudad,° y allí clamó amargamente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Cuando Mardoqueo supo todo lo que estaba ocurriendo, rasgó sus vestiduras, se vistió de sayal, se cubrió de ceniza y salió por toda la ciudad, clamando con grandes y amargos clamores,

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Ester 4:1
27 Referans Kwoze  

Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, lanzó una muy grande y muy amarga exclamación, y le dijo: —Bendíceme también a mí, padre mío.


Entonces Jacob rasgó sus vestidos, se puso ropa áspera sobre su cintura y guardó luto por su hijo durante muchos días.


Entonces David, tirando de sus vestidos, los rasgó, y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.


Entonces Tamar tomó ceniza y la esparció sobre su cabeza, rasgó el vestido de diversos colores que tenía puesto, y con las manos sobre la cabeza, se fue gritando.


hasta llegar ante la puerta real, pues no era lícito atravesar la puerta real con vestido de ropa áspera.


En toda provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, había entre los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación. Saco y ceniza era la cama de muchos.


Entonces Job se levantó, rasgó su manto y se rasuró la cabeza; luego, postrado en tierra, adoró


Y Job, sentado en medio de ceniza, tomaba un trozo de tiesto y se rascaba con él.


Por eso me aborrezco y me arrepiento en polvo y ceniza».


Hesbón y Eleale gritarán, hasta Jahaza se oirá su voz; por lo que aullarán los guerreros de Moab, se lamentará el alma de cada uno dentro de él.


Por esto dije: «Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.»


Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto rasgó sus vestidos y cubierto de ropas ásperas vino a la casa de Jehová.


Y envió a Eliaquim, el mayordomo; a Sebna, el escriba, y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de ropas ásperas, a ver al profeta Isaías hijo de Amoz.


¿Es este el ayuno que yo escogí: que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como un junco y haga cama de telas ásperas y de ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable a Jehová?


Y la dio a pulir para tenerla a mano; la espada está afilada, y está pulida para entregarla en manos del matador.”


Y tú, hijo de hombre, gime con quebranto de tus costados y con amargura; gime ante los ojos de ellos.


Volví mi rostro a Dios, el Señor, buscándolo en oración y ruego, en ayuno, ropas ásperas y ceniza.


»Por esto me lamentaré y gemiré; andaré descalzo y desnudo, aullando como los chacales, lamentándome como los avestruces.


»¡Cercano está el día grande de Jehová! ¡Cercano, muy próximo! Amargo será el clamor del día de Jehová; hasta el valiente allí gritará.


«¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida!, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que en vestidos ásperos y ceniza se habrían arrepentido.


Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron entre la multitud, gritando


Entonces Josué rompió sus vestidos y se postró en tierra sobre su rostro delante del Arca de Jehová hasta caer la tarde, junto con los ancianos de Israel, y se echaron polvo sobre sus cabezas.


Y ordenaré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos con ropas ásperas.»


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