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Apocalipsis 8:3 - Biblia Reina Valera 1995

3 Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Entonces vino otro ángel con un recipiente de oro para quemar incienso y se paró ante el altar. Se le dio una gran cantidad de incienso para mezclarlo con las oraciones del pueblo de Dios como una ofrenda sobre el altar de oro delante del trono.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Otro ángel vino y se paró delante del altar de los perfumes con un incensario de oro. Se le dieron muchos perfumes: las oraciones de todos los santos que iba a ofrecer en el altar de oro colocado delante del trono.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y llegó otro ángel, y se puso en pie junto° al altar° teniendo un incensario de oro, y le fue dado mucho incienso para que lo añadiera° a las oraciones de todos los santos, en el altar de oro delante del trono.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Vino otro ángel y se puso en pie, junto al altar, con un incensario de oro. Se le dio gran cantidad de incienso para que lo ofreciese, junto con las oraciones de todo el pueblo santo, sobre el altar de oro que está delante del trono.

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Apocalipsis 8:3
32 Referans Kwoze  

Asimismo los cántaros, despabiladeras, tazas, cucharillas e incensarios, de oro purísimo; también eran de oro los quiciales de las puertas de la casa de adentro, del Lugar santísimo, y los de las puertas del Templo.


Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde.


Puso también el altar de oro en el Tabernáculo de reunión, delante del velo,


Y voló hacia mí uno de los serafines, trayendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas.


La altura del altar de madera era de tres codos, y su longitud, de dos codos; sus esquinas, su superficie y sus paredes eran de madera. Me dijo: «Esta es la mesa que está delante de Jehová.»


Vi al Señor, que estaba sobre el altar y dijo: «Derriba el capitel y estremézcanse las puertas, y hazlos pedazos sobre la cabeza de todos. Al postrero de ellos mataré a espada; no habrá de ellos quien huya ni quien escape.


Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia. Grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos;


»Sobre el altar de oro extenderán un paño azul, lo cubrirán con la cubierta de pieles de tejones, y le pondrán sus varas.


una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso;


Toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso.


¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.


Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.


Allí había un incensario de oro y el Arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que había una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció y las tablas del pacto.


Vi descender del cielo otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza. Su rostro era como el sol y sus pies como columnas de fuego.


Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que llevaba la hoz aguda, diciendo: «¡Mete tu hoz aguda y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras!»


Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Todos tenían arpas y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos.


Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían muerto por causa de la palabra de Dios y del testimonio que tenían.


Vi también otro ángel, que subía desde donde sale el sol y que tenía el sello del Dios vivo. Clamó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,


El humo del incienso con las oraciones de los santos subió de la mano del ángel a la presencia de Dios.


Y el ángel tomó el incensario, lo llenó del fuego del altar y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, voces, relámpagos y un terremoto.


El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios,


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