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Apocalipsis 19:12 - Biblia Reina Valera 1995

12 Sus ojos eran como llama de fuego, en su cabeza tenía muchas diademas y tenía escrito un nombre que ninguno conocía sino él mismo.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Sus ojos eran como llamas de fuego, y llevaba muchas coronas en la cabeza. Tenía escrito un nombre que nadie entendía excepto él mismo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Sus ojos son llamas de fuego, tiene en la cabeza muchas coronas y lleva escrito un nombre que sólo él entiende.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Sus ojos son llama de fuego,° y hay muchas diademas sobre su cabeza, donde tiene un nombre escrito el cual nadie conoce, sino Él mismo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Sus ojos son llama de fuego. Lleva en la cabeza muchas diademas y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él.

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Apocalipsis 19:12
25 Referans Kwoze  

—Declárame ahora tu nombre —le preguntó Jacob. —¿Por qué me preguntas por mi nombre? —respondió el hombre. Y lo bendijo allí mismo.


Lo has hecho poco menor que los ángeles y lo coronaste de gloria y de honra.


Compórtate delante de él y oye su voz; no le seas rebelde, porque él no perdonará vuestra rebelión, pues mi nombre está en él.


¿Quién subió al cielo y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién recogió las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los confines de la tierra? ¿Cuál es su nombre y, si lo sabes, el nombre de su hijo?


¡Hijas de Sión, salid! Ved al rey Salomón con la corona que le ciñó su madre el día de su boda, el día del gozo de su corazón.


Y serás corona de gloria en la mano de Jehová y diadema de realeza en la mano del Dios tuyo.


Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. Se llamará su nombre «Admirable consejero», «Dios fuerte», «Padre eterno», «Príncipe de paz».


Su cuerpo era como de berilo, su rostro parecía un relámpago, sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud.


Jehová, su Dios, los salvará en aquel día como rebaño de su pueblo, y como piedras de diadema serán enaltecidos en su tierra.


»Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.


«Decid a la hija de Sión: tu Rey viene a ti, manso y sentado sobre un asno, sobre un pollino, hijo de animal de carga.»


Jesús se acercó y les habló diciendo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.


»Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.»


»Ya no estoy en el mundo; pero estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.


Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.


sobre todo principado y autoridad, poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero.


Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios experimentara la muerte por todos.


Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de fuego.


Otra señal también apareció en el cielo: un gran dragón escarlata que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas tenía siete diademas.


Me paré sobre la arena del mar y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos: en sus cuernos tenía diez diademas, y sobre sus cabezas, nombres de blasfemia.


En su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.


Al vencedor yo lo haré columna en el templo de mi Dios y nunca más saldrá de allí. Escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, con mi Dios, y mi nombre nuevo.


Miré, y vi un caballo blanco. El que lo montaba tenía un arco y le fue dada una corona, y salió venciendo y para vencer.


El ángel de Jehová respondió: —¿Por qué preguntas por mi nombre, que es un nombre admirable?


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