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Apocalipsis 19:10 - Biblia Reina Valera 1995

10 Yo me postré a sus pies para adorarlo, pero él me dijo: «¡Mira, no lo hagas! Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que mantienen el testimonio de Jesús. ¡Adora a Dios!» (El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.)

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Biblia Reina Valera 1960

10 Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Entonces me postré a sus pies para adorarlo, pero me dijo: «No, no me adores a mí. Yo soy un siervo de Dios, como tú y tus hermanos que dan testimonio de su fe en Jesús. Adora únicamente a Dios, porque la esencia de la profecía es dar un claro testimonio de Jesús».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Caí a sus pies para adorarlo, pero él me dijo: 'No lo hagas, yo no soy más que un servidor como tú y como tus hermanos que transmiten las declaraciones de Jesús (son declaraciones de Jesús las que vienen del espíritu de los profetas). Sólo debes adorar a Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y yo caí ante sus pies para adorarlo, pero me dijo: ¡Mira, no!, que soy consiervo tuyo y de tus hermanos, de los que retienen el testimonio de Jesús.° ¡Adora a Dios! porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Yo caí a sus pies para adorarlo. Pero me dijo: 'No hagas eso. Consiervo tuyo soy y de tus hermanos, que tienen el testimonio de Jesús. A Dios has de adorar'. Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía.

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Apocalipsis 19:10
40 Referans Kwoze  

Solo a Jehová, que os sacó de tierra de Egipto con gran poder y brazo extendido, a este temeréis, a este adoraréis y a este haréis sacrificio.


y deseará el rey tu hermosura. Inclínate delante de él, porque él es tu señor.


»No te inclinarás ante ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso.


Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro, se humilló ante Daniel, y mandó que le ofrecieran presentes e incienso.


Un río de fuego procedía y salía de delante de él; miles de miles lo servían, y millones de millones estaban delante de él. El Juez se sentó y los libros fueron abiertos.


Entonces Jesús le dijo: —Vete, Satanás, porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás.”


Y vino un alto dignatario de la sinagoga, llamado Jairo. Al verlo, se postró a sus pies,


Una mujer, cuya hija tenía un espíritu impuro, luego que oyó de él vino y se postró a sus pies.


Respondiendo el ángel, le dijo: —Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios, y he sido enviado a hablarte y darte estas buenas nuevas.


Luego les dijo: —Estas son las palabras que os hablé estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.


Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí;


De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él crean recibirán perdón de pecados por su nombre.


porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, que no conocían a Jesús ni las palabras de los profetas que se leen todos los sábados, las cumplieron al condenarlo.


Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en conocimiento, en toda solicitud y en vuestro amor por nosotros, abundad también en esta gracia.


Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,


Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.


Nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne,


Mirad que ninguno pague a otro mal por mal, antes seguid siempre lo bueno unos para con otros y para con todos.


¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?


Mirad que no desechéis al que habla, pues si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desechamos al que amonesta desde los cielos.


El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, lo ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.


Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.


La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. La declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,


Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo.


Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, que menospreciaron sus vidas hasta la muerte.


Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.


Decía a gran voz: «¡Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas!»


¿Quién no te temerá, Señor, y glorificará tu nombre?, pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.»


El ángel me dijo: «Escribe: “Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero.”» Y me dijo: «Estas son palabras verdaderas de Dios.»


los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:


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