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2 Samuel 9:7 - Biblia Reina Valera 1995

7 Luego David añadió: —No tengas temor, porque a la verdad yo tendré misericordia contigo por amor de Jonatán tu padre. Te devolveré todas las tierras de tu padre Saúl, y tú comerás siempre a mi mesa.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 —¡No tengas miedo! —le dijo David—, mi intención es mostrarte mi bondad por lo que le prometí a tu padre, Jonatán. Te daré todas las propiedades que pertenecían a tu abuelo Saúl, y comerás aquí conmigo, a la mesa del rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Entonces David le dijo: 'No temas, quiero tratarte con bondad debido a tu padre Jonatán. Te devolveré todas las tierras de Saúl tu abuelo, y todos los días comerás a mi mesa'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Entonces David le dijo: No temas, porque ciertamente haré contigo misericordia por amor a Jonatán tu padre, y te devolveré toda la tierra de Saúl tu padre,° y comerás siempre a mi mesa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 'No temas, le dijo David, porque quiero tratarte con benevolencia por amor a Jonatán, tu padre. Voy a restituirte todas las tierras de Saúl, tu abuelo, y comerás siempre a mi mesa'.

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2 Samuel 9:7
32 Referans Kwoze  

Entonces aquellos hombres tuvieron temor, porque los llevaban a casa de José. Se decían: —Por el dinero que fue devuelto en nuestros costales la primera vez, nos han traído aquí; para tendernos lazo, atacarnos y tomarnos por siervos a nosotros y a nuestros asnos.


Él les respondió: —Paz a vosotros, no temáis. Vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os puso ese tesoro en vuestros costales; yo recibí vuestro dinero. Y les sacó a Simeón.


te entregué la casa de tu señor y puse en tus brazos a sus mujeres; además te di la casa de Israel y de Judá; y como si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.


Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte ante mi señor, el rey. Sin embargo, tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho tengo aún de implorar algo al rey?


El rey le dijo: —¿Para qué más palabras? Yo he determinado que tú y Siba os dividáis las tierras.


El rey le dijo: —Sigue conmigo y yo me encargaré de tu sustento en Jerusalén.


El rey perdonó a Mefi-boset hijo de Jonatán hijo de Saúl, a causa del juramento que David y Jonatán, hijo de Saúl, se habían hecho en nombre de Jehová.


Preguntó David: «¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl a quien pueda yo favorecer por amor de Jonatán?»


Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset, el hijo de tu señor, comerá siempre a mi mesa. Siba, que tenía quince hijos y veinte siervos,


respondió al rey: —Conforme a todo lo que ha mandado mi señor, el rey, a su siervo, así lo hará tu siervo. —Mefi-boset —dijo el rey— comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.


Pero Mefi-boset, que estaba lisiado de ambos pies, vivía en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey.


El rey le dijo: —¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, para que yo lo favorezca con la misericordia de Dios? Respondió Siba al rey: —Aún queda un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.


Pero con los hijos de Barzilai, el galaadita, tendrás misericordia; que sean de los convidados a tu mesa, pues ellos me trataron de esa manera cuando iba huyendo de Absalón, tu hermano.


Le cambió los vestidos de prisionero y Joaquín comió siempre delante de él, todos los días de su vida.


Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó el pie contra mí.


Le hizo mudar también los vestidos de prisionero, y ya siempre comió pan en la mesa del rey, todos los días de su vida.


«Así habló Jehová de los ejércitos: Juzgad conforme a la verdad; haced misericordia y piedad cada cual con su hermano;


El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.


para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.


Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.


Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues habéis visto cuán grandes cosas ha hecho por vosotros.


y nunca apartes tu misericordia de mi casa. Cuando Jehová haya eliminado uno por uno a los enemigos de David de la faz de la tierra, no dejes que el nombre de Jonatán sea quitado de la casa de David.


Quédate conmigo, no temas; quien busque mi vida, buscará también la tuya; pero conmigo estarás a salvo.


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