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1 Juan 2:1 - Biblia Reina Valera 1995

1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Hijitos míos, les he escrito esto para que no pequen; pero si uno peca, tenemos un defensor ante el Padre, Jesucristo, el Justo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Hijitos° míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno peca, Paracleto° tenemos ante el Padre: a Jesús el Mesías, el justo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Hijitos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre: a Jesucristo, el justo.

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1 Juan 2:1
47 Referans Kwoze  

¡Temblad y no pequéis! Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah


Pero si amonestas al justo para que no peque, y no peca, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu vida.»


¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador, pero humilde, cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.


»Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.»


así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.


Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis, pero, como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir.


Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:


Jesús le dijo: —Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.


Y les dijo: —Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: —¡No!


Después lo halló Jesús en el Templo y le dijo: —Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor.


Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan: las obras que el Padre me dio para que cumpliera, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.


Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual os dará el Hijo del hombre, porque a este señaló Dios, el Padre.


Ella dijo: —Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: —Ni yo te condeno; vete y no peques más.


¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, a quien vosotros ahora habéis entregado y matado;


porque, si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.


¿Qué, pues? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera!


¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.


Velad debidamente y no pequéis, porque algunos no conocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo.


Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él.


Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,


porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.


Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,


pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre,


Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,


porque no entró Cristo en el santuario hecho por los hombres, figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora por nosotros ante Dios.


La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo.


Con ella bendecimos al Dios y Padre y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.


Él no cometió pecado ni se halló engaño en su boca.


Asimismo, Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;


Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.


Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.


Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.


Hijitos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.


Toda injusticia es pecado, pero hay pecado no de muerte.


Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.


No tengo yo mayor gozo que oír que mis hijos andan en la verdad.


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