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Sofonías 1:3 - Biblia Palabra de Dios para Todos

3 Destruiré a seres humanos y animales, a las aves del cielo y a los peces del mar. Haré tambalear a los perversos y a toda la gente, dice el SEÑOR.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Destruiré los hombres y las bestias; destruiré las aves del cielo y los peces del mar, y cortaré a los impíos; y raeré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Arrasaré con personas y animales por igual; arrasaré con las aves de los cielos y con los peces del mar. Reduciré a los malvados a un montón de escombros y borraré a la humanidad de la faz de la tierra —dice el Señor—.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Acabaré con los hombres y los animales, con las aves del cielo y los peces del mar; arrancaré al hombre de la superficie de la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Destruiré los hombres y las bestias, destruiré las aves de los cielos y los peces del mar, Los motivos de tropiezo° y los que hacen tropezar,° Y haré que el hombre sea cortado de la faz de la tierra, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Aniquilaré a hombres y animales, aniquilaré las aves del cielo y los peces del mar, haré que tropiecen los impíos. Voy a exterminar a los hombres de la superficie de la tierra -oráculo de Yahveh.

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Sofonías 1:3
22 Referans Kwoze  

Entonces el SEÑOR dijo: «Borraré de la faz de la tierra al ser humano que yo he creado. Destruiré a los seres humanos, a los animales domésticos, a los que se arrastran por el suelo y a las aves del cielo porque lamento haberlos hecho».


El pecado de Jacob se perdonará completamente, siempre y cuando pulverice como si fueran de cal todas las piedras del altar y no deje en pie ni uno solo de los postes de Aserá ni de los altares de incienso.


Yo le pregunté: —¿Hasta cuándo, Señor? Él contestó: —Hasta que las ciudades queden destruidas, y no haya gente viviendo en ellas. Hasta que no haya gente viviendo en las casas y la tierra quede arrasada y desolada.


Hasta que el SEÑOR haya enviado a su pueblo bien lejos y el desierto se haya extendido.


¿Hasta cuándo va a estar seca la tierra y marchita la hierba de todos los campos? Por la maldad de quienes habitan el país, los animales y las aves han desaparecido. Se atreven a decir: «Dios no verá nuestro futuro».


Porque una nación del norte se ha levantado contra Babilonia para dejarla convertida en un desierto. Todos, seres humanos y animales, huirán y nadie volverá a vivir allí.


Por eso, así dice el Señor DIOS: «Voy a descargar todo mi enojo y mi ira sobre este lugar, sobre los seres humanos y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra. Arderá mi ira y no se podrá apagar».


«Lloraré y gemiré por los montes; entonaré una canción fúnebre por las praderas del desierto, porque están tan desoladas que ya nadie pasa por ellas. Ya no se oye el mugido del ganado; los pájaros se han ido lejos, los animales han huido.


Este es un decreto del Señor DIOS: Como los levitas servían al pueblo frente a sus detestables ídolos y fueron piedra de tropiezo para el pueblo de Israel, los haré responsables y los castigaré.


¡Lanzarán su plata a las calles! Aún su oro es como basura. Ni la plata ni el oro podrán librarlos en el día de la ira del SEÑOR. Ni siquiera podrán calmar su hambre ni llenar su panza. Es culpa de ellos mismos que su riqueza los haya hecho caer.


Asiria no nos salvará. No montaremos nuestros caballos para ir a buscar ayuda en Asiria. No volveremos a decirle a lo que hicimos con nuestras manos: “Tú eres nuestro dios”. Porque tú eres quien compadece al huérfano».


Efraín, ya no tendré que preocuparme por los ídolos. Yo soy quien te ha respondido; yo soy quien te protegerá. Soy como un árbol de ciprés siempre verde. Tu fruto viene de mí».


Por eso la tierra se secará y todos los que viven allí morirán. Serán destruidos y morirán junto con los animales salvajes, las aves del cielo y hasta los peces del mar.


El SEÑOR Todopoderoso dice: «Ese día haré que la gente de esta tierra deje de adorar a sus estatuas. Se olvidarán hasta los nombres de los dioses falsos. Haré que desaparezcan de la tierra los falsos profetas y el deseo de adorar ídolos, que hace impuro el pueblo.


El Hijo del hombre enviará a sus ángeles y ellos van a juntar a todos los perversos y a los que hacían pecar a los demás y los expulsará de su reino.


y les digo: no me verán más sino hasta que digan ustedes: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”»


»Sin embargo, tengo algunas cosas en tu contra: hay entre ustedes algunos que siguen las enseñanzas que le dio Balán a Balac para que hiciera pecar al pueblo de Israel comiendo alimentos ofrecidos en sacrificio a los ídolos y cometiendo pecados sexuales.


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