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Proverbios 11:12 - Biblia Palabra de Dios para Todos

12 El torpe habla mal de sus semejantes; el inteligente sabe cuándo callar.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo; Mas el hombre prudente calla.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Es necio denigrar al vecino; una persona sensata guarda silencio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 El hombre sin corazón denigra a su prójimo, el hombre prudente guarda silencio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Quien desprecia al prójimo no tiene juicio, Pero el prudente calla.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 El insensato desprecia a su prójimo; el hombre prudente se calla.

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Proverbios 11:12
15 Referans Kwoze  

Pero la gente mantuvo silencio. No respondieron palabra alguna porque el rey Ezequías había dado la orden de no responderles nada.


El que mucho habla, mucho yerra; el sabio aprende a callar.


La bendición de la gente honesta engrandece una ciudad, pero la boca de los malos la destruye.


El chismoso revela secretos; el que es digno de confianza guarda el secreto.


El que desprecia a sus semejantes comete pecado, pero afortunado el que se compadece del pobre.


Pero el que se acuesta con la mujer de otro es un torpe, se destruye a sí mismo.


Los fariseos, que eran amantes del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús.


Había unos que creían que siempre hacían el bien. Estaban tan seguros de sí mismos que menospreciaban a los demás. Jesús contó esta historia para ellos:


Cuando insultaban a Cristo, él no respondía con insultos, y cuando sufría no respondía con amenazas. Él dejó todo en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia.


Y Zebul respondió: —¿Y por qué no presumes ahora? Tú mismo dijiste “¿Quién es Abimélec? ¿Por qué debemos obedecerlo?” Te burlaste de estos hombres; ahora ve y pelea contra ellos.


Pero algunos alborotadores empezaron a decir: «¿Cómo nos puede salvar este hombre?» Hablaban mal de Saúl y se negaban a llevarle regalos. Najás, el rey de los amonitas, había oprimido a los gaditas y a los rubenitas. Les había sacado el ojo derecho a todos los hombres de esas tribus y no había dejado que nadie los ayudara. Esto causó mucho temor en Israel. Najás le había sacado el ojo derecho a todos los hombres israelitas que vivían al oriente del río Jordán, pero 7000 israelitas escaparon de los amonitas y se fueron a Jabés de Galaad.


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