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Números 21:7 - Biblia Palabra de Dios para Todos

7 El pueblo se acercó a Moisés y le dijo: —Hemos pecado al hablar mal del SEÑOR y de ti. Pídele al SEÑOR que aparte las serpientes de nosotros. Entonces Moisés oró por el pueblo,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Así que el pueblo acudió a Moisés y clamó: «Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Pide al Señor que quite las serpientes». Así pues, Moisés oró por el pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 El pueblo fue a ver a Moisés y le dijo: 'Hemos pecado, hemos murmurado contra Yavé y contra ti. Ruega a Yavé por nosotros, para que aleje de nosotros las serpientes. Moisés oró por el pueblo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y el pueblo fue a Moisés, y dijeron: Hemos pecado, por cuanto hablamos contra YHVH y contra ti. ¡Ora a YHVH que quite de nosotros las serpientes! Y Moisés oró por el pueblo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Acudió el pueblo a Moisés y le dijo: '¡Hemos pecado por haber hablado contra Yahveh y contra ti! Ruega a Yahveh que aleje de nosotros las serpientes'. Moisés intercedió por el pueblo

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Números 21:7
30 Referans Kwoze  

Después Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec, a su esposa y a sus siervas, y volvieron a tener hijos,


Ahora, devuélvele su esposa a ese hombre porque él es un profeta. Él orará por ti y tú vivirás. Si tú no devuelves a Sara, has de saber que con toda seguridad tú y toda tu familia morirán.


Entonces el rey Jeroboán dijo al hombre de Dios: —Por favor, ora por mí al SEÑOR tu Dios para que me sane el brazo. Así que el hombre de Dios oró al SEÑOR, y se sanó el brazo del rey, volviendo a ser como era antes.


Entonces Joacaz rogó al SEÑOR que lo ayudara y el SEÑOR lo escuchó, pues vio las dificultades que atravesaba Israel debido a la opresión del rey de Siria.


Y el SEÑOR le restauró a Job su fortuna después que él oró pidiendo por sus amigos. El SEÑOR le dio dos veces más de lo que tenía antes.


Así que ahora tomen siete toros y siete carneros, y llévenselos a mi siervo Job. Ofrézcanlos por ustedes como sacrificio que debe quemarse completamente. Mi siervo Job orará por ustedes. Yo escucharé a Job y no trataré directamente con ustedes porque no hablaron lo que es verdad acerca de mí, en cambio mi siervo Job sí lo hizo».


Dios quiso destruirlos, pero Moisés, su elegido, se puso entre Dios y el pueblo. Aunque Dios estaba furioso, Moisés evitó que destruyera a su pueblo.


Cuando Dios mataba a unos, los otros corrían a él en busca de ayuda; ansiosos regresaban a Dios.


Por favor, perdónenme esta vez y pídanle al SEÑOR que se lleve esta plaga mortal.


Moisés le rogó al SEÑOR su Dios y le dijo: —Oh SEÑOR, ¿por qué vas a descargar tu ira contra tu pueblo, el que tú mismo sacaste de Egipto demostrando tu gran poder?


A la mañana siguiente, Moisés le dijo al pueblo: —Ustedes cometieron un gran pecado. Sin embargo yo voy a subir ahora a donde está el SEÑOR para ver si puedo hacer algo para que él los perdone.


Entonces el faraón dijo: —Los dejaré libres para que puedan ofrecerle sacrificios a su Dios el SEÑOR en el desierto, pero no se vayan muy lejos. ¡Ahora vayan y oren por mí!


Las ranas irán a donde estén tú, tu pueblo y tus servidores”.


Luego el faraón mandó llamar a Moisés y Aarón y les dijo: —Oren para que el SEÑOR saque esas ranas de mí y de mi pueblo. Solo así voy a dejar que el pueblo vaya a ofrecerle sacrificios al SEÑOR.


SEÑOR, cuando tu pueblo estaba angustiado, acudió a ti en busca de ayuda. Derramó lágrimas en angustiada oración cuando los castigaste.


Entonces el SEÑOR me dijo: «Aunque Samuel y Moisés se hicieran presentes aquí, yo no tendría compasión de este pueblo. Aléjalos de mí y haz que se vayan de aquí.


Sin embargo, el rey Sedequías envió a Jucal hijo de Selemías y a Sofonías hijo del sacerdote Maseías al profeta Jeremías con el siguiente mensaje: «Ora por nosotros al SEÑOR, nuestro Dios».


Volveré a mi lugar hasta que reconozcan su error y vengan a buscarme. Cuando estén sufriendo, me buscarán de verdad».


La gente pidió a gritos ayuda a Moisés, él oró al SEÑOR por ellos y el fuego se apagó.


y les dijo: —He pecado al entregar a un hombre inocente para que lo maten. Ellos dijeron: —¿Qué nos importa? ¡Ese es tu problema!


Entonces Simón contestó: —Pidan por mí al Señor, para que no me pase nada de lo que ustedes han dicho.


Hermanos, mi mayor deseo y mi oración es que Dios salve a todos los judíos.


El SEÑOR estaba tan enojado con Aarón como para acabar con él, pero esa vez también oré por Aarón.


Por eso, confiésense sus pecados unos a otros, y luego oren unos por otros. Hagan eso para que Dios los sane. La oración de la persona aprobada por Dios es poderosa y efectiva.


Entonces Saúl le dijo a Samuel: —He pecado. No obedecí los mandatos del SEÑOR ni hice lo que me dijiste. Tenía miedo del pueblo y les hice caso.


Saúl contestó: —¡Está bien, he pecado! Pero por favor, regresa conmigo. Muéstrame algo de respeto frente a los líderes y frente al pueblo de Israel. Regresa conmigo para que pueda adorar al SEÑOR tu Dios.


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