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Mateo 4:3 - Biblia Palabra de Dios para Todos

3 Entonces el diablo vino para ponerlo a prueba y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, diles a estas piedras que se conviertan en pan.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 En ese tiempo, el diablo se le acercó y le dijo: —Si eres el Hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Entonces se le acercó el tentador y le dijo: 'Si eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y llegando el tentador, le dijo: Ya que° eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 El tentador se le acercó y le dijo: 'Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes'.

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Mateo 4:3
34 Referans Kwoze  

Les dijeron: —Hubiéramos preferido que el SEÑOR nos matara en Egipto. Al menos allá teníamos suficiente comida, toda la que necesitábamos. Ahora nos trajeron a este desierto a matarnos de hambre.


Los que estaban en la barca empezaron a adorarlo, y le dijeron: —¡Tú sí eres verdaderamente el Hijo de Dios!


Simón Pedro le respondió: —Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.


Pero Jesús se quedó callado. Entonces el sumo sacerdote le dijo: —Te estoy poniendo bajo juramento en el nombre del Dios viviente. Dinos si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.


Una voz desde los cielos decía: «Este es mi hijo amado con quien estoy muy contento».


Esta es la buena noticia sobre Jesús el Mesías, el Hijo de Dios. Empieza


Cuando los espíritus malignos que algunos tenían veían a Jesús, se arrodillaban ante él y gritaban con fuerza: «¡Tú eres el Hijo de Dios!»


y gritando muy fuerte le dijo: —¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? En el nombre de Dios, te suplico que no me atormentes.


El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso al niño santo que va a nacer se le llamará Hijo de Dios.


Todos dijeron: —¿Entonces tú eres el Hijo de Dios? Jesús les dijo: —Sí yo soy. No lo niego, ustedes mismos lo dicen.


El diablo le dijo: —Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.


También de muchos de ellos salieron demonios que gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Sin embargo, Jesús reprendía a los demonios y no los dejaba hablar porque ellos sabían que él era el Mesías.


Entonces el diablo llevó a Jesús a Jerusalén y lo puso en lo más alto de un extremo del área del templo, y le dijo: —Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo desde aquí,


Lo he visto y por eso doy testimonio de que este es el Hijo de Dios».


Natanael respondió: —Maestro, ¡Tú eres el Hijo de Dios, el rey de Israel! Jesús contestó:


Sin embargo, estas se escribieron para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengan vida por medio de él.


Jesús oyó que lo habían expulsado, así que cuando lo encontró, le dijo: —¿Tú crees en el Hijo del hombre?


Enseguida entró en las sinagogas a proclamar que Jesús es el Hijo de Dios.


Jesucristo, el Hijo de Dios, de quien les hemos hablado Silas, Timoteo y yo, no era «sí» y «no» a la vez. Por el contrario, Cristo siempre ha sido el «sí».


Ahora ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y mientras vivo en este cuerpo, vivo por la fidelidad del Hijo de Dios, quien me amó y entregó su vida para salvarme.


Cuando ya no pude resistir más, envié a Timoteo para saber cómo estaban en cuanto a la fe, pues temía que el diablo los hubiera empujado al mal y que todo nuestro trabajo se hubiera echado a perder.


No cometan inmoralidades sexuales ni le falten al respeto a Dios. Eso fue lo que hizo Esaú cuando vendió los derechos que tenía como hijo mayor a cambio de una sola comida.


En Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha entrado al cielo. Así que sigamos firmes en la fe que tenemos.


Nadie sabe de dónde salió Melquisedec; no se sabe si tuvo papá y mamá, ni se sabe tampoco del principio ni del fin de su vida. Con él sucede como con el Hijo de Dios: sigue siendo sacerdote para siempre.


El que sigue pecando es del diablo, pues el diablo siempre ha pecado, por eso el Hijo de Dios vino para destruir las obras que hace el diablo.


No te asustes por los sufrimientos que vienen. Escucha, el diablo va a meter a algunos de ustedes en la cárcel para ponerlos a prueba. Van a sufrir durante diez días, pero sigue firme en tu fe, incluso si tienes que morir. Si no renuncias a tu fe, yo te premiaré con la vida eterna.


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