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Lucas 18:11 - Biblia Palabra de Dios para Todos

11 El fariseo, puesto de pie, se puso a orar consigo mismo así: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás. No soy como los ladrones, los injustos, los que cometen el pecado de adulterio, ni tampoco como este cobrador de impuestos.

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Biblia Reina Valera 1960

11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 El fariseo, de pie, apartado de los demás, hizo la siguiente oración: “Te agradezco, Dios, que no soy como otros: tramposos, pecadores, adúlteros. ¡Para nada soy como ese cobrador de impuestos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 El fariseo, puesto de pie, oraba en su interior de esta manera: 'Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos, adúlteros, o como ese publicano...

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 El fariseo, de pie, oraba consigo mismo estas cosas: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, tampoco como este publicano;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 El fariseo, erguido, oraba así en su interior: '¡Oh Dios! Gracias te doy, porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano.

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Lucas 18:11
26 Referans Kwoze  

Alaben al SEÑOR, todos ustedes siervos del SEÑOR que trabajan por la noche en el templo del SEÑOR.


los que están en el templo del SEÑOR, en los patios del templo de nuestro Dios.


Son muchos a los que uno considera amigos; pero, ¿quién encontrará a uno digno de confianza?


Hay quienes se creen buenos, pero en realidad son perversos.


Cuando ustedes alzan sus manos hacia mí para orar, yo me niego a prestarles atención. Ya no escucharé su gran cantidad de oraciones porque ustedes tienen las manos manchadas de opresión y de violencia.


Día a día vienen a adorarme y pretenden que quieren conocer mi voluntad como si fueran una nación que hubiera hecho lo correcto y nunca hubiera abandonado la ley de Dios. Me piden decisiones justas y están ansiosos de acercarse a mí.


Dicen: “Apártate, no te me acerques, porque soy demasiado santo para ti”. Gente así es como humo en mi nariz, como fuego que arde todo el día.


Judá, ¿dónde están los dioses que tú hiciste? Tienes tantos dioses como ciudades; pues que ellos vengan y te salven cuando estés en desgracia.


y dices: “Soy inocente, en realidad Dios ya no está enojado conmigo”. Te voy a juzgar por haber dicho: “No he pecado”.


Mi pueblo acude a ti cuando es la hora de reunión, se sienta ante ti y escucha tus palabras, pero no ponen en práctica lo que dices porque hacen comentarios eróticos y buscan lo que es de provecho propio.


Los jueces de Jerusalén se dejan sobornar, sus sacerdotes enseñan por una paga y sus profetas adivinan el futuro por dinero. Y aun así se acercan al SEÑOR y dicen: «¿Acaso el SEÑOR no está entre nosotros? Nada malo nos sucederá».


Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el cobrador de impuestos, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo,


Porque les digo a ustedes, no entrarán en el reino de Dios a menos que practiquen la justicia mejor que los maestros de la ley y los fariseos.


»Cuando oren, no sean como los hipócritas, que les gusta pararse en las sinagogas y en las esquinas de las calles a orar en voz alta para que los vean. Les digo la verdad: ellos ya han recibido su recompensa.


Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra alguien para que su Padre que está en el cielo también les perdone sus pecados a ustedes.


Ellos se roban los bienes de las viudas y para disimularlo hacen largas oraciones. Por eso Dios los castigará con más severidad».


Entonces Jesús se alejó un poco de ellos, se arrodilló y oró:


Los que se preocupan solo por cumplir la ley están bajo maldición, porque está escrito: «Uno debe hacer todo lo que dice la ley y si no obedece siempre la ley, estará bajo maldición».


Estaba tan dedicado a la ley y las tradiciones de mi pueblo que perseguía a la iglesia, y nadie podía reprocharme nada porque siempre obedecía la ley.


Tú dices que eres rico, que ya tienes todo en abundancia y que no necesitas nada, pero no te das cuenta de que en realidad eres un desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo.


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