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Juan 20:17 - Biblia Palabra de Dios para Todos

17 Jesús le dijo: —No trates de retenerme, porque todavía no he subido a mi Padre. Mejor ve a ver a mis hermanos y diles: “Voy a subir a mi Padre y Dios, que es también su Padre y Dios”.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 —No te aferres a mí —le dijo Jesús—, porque todavía no he subido al Padre; pero ve a buscar a mis hermanos y diles: “Voy a subir a mi Padre y al Padre de ustedes, a mi Dios y al Dios de ustedes”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Jesús le dijo: 'Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Jesús le dice: No me retengas, porque aún no he subido al Padre;° pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Jesús le responde: 'Suéltame, pues todavía no he subido al Padre, vete a mis hermanos y diles: 'Voy a subir a mi Padre y vuestro Padre; a mi Dios y vuestro Dios''.

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Juan 20:17
48 Referans Kwoze  

Entonces Eliseo le dijo a Guiezi: —Prepárate para el viaje. ¡Agarra mi bastón y vete ya! Si encuentras a alguien por el camino, no lo saludes, y si alguien te saluda no te detengas para contestar el saludo. Coloca mi bastón en la cara del niño.


Entonces se dijeron unos a otros: «No estamos actuando bien. Hoy es un día de buenas noticias y nosotros guardamos silencio. Si esperamos hasta el amanecer, se descubrirá que somos culpables. Entremos ahora al palacio y demos aviso».


Le contaré a todo el mundo que me has salvado. Te alabaré delante de todos, cuando se reúnan en la gran asamblea.


Así llegaré al altar de Dios, del Dios que me da tanta felicidad y le cantaré canciones de alabanza al ritmo de la cítara.


Este Dios es nuestro Dios ahora y siempre; él nos guiará eternamente.


Tú subiste a lo alto, llevando cautivos a los prisioneros. Allí recibiste ofrendas de los seres humanos, incluso de los que se habían rebelado contra ti, SEÑOR Dios.


Él me dirá: “Tú eres mi Padre, mi Dios y la roca que me salva”.


No temas, estoy contigo. Yo soy tu Dios, no tengas miedo. Te fortaleceré, sí, te ayudaré. Te salvaré con mi mano victoriosa.


»Este es el pacto que haré con el pueblo de Israel después de esos días, dice el SEÑOR: Pondré mi ley dentro de ellos y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.


Regresarán a la tierra que les di a sus antepasados. Entonces ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.


Moraré entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Pues el que haga lo que mi Padre celestial quiere, es mi hermano, mi hermana y mi mamá.


Entonces el rey les responderá: “Les digo la verdad: cada vez que ustedes hicieron algo por mis hermanos más humildes, también lo hicieron por mí”.


Luego váyanse rápido y díganles a sus seguidores que él ha resucitado de la muerte. Ahora él irá a Galilea delante de ellos. Allá lo verán. Recuerden lo que les he dicho.


Pero en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no han leído en el libro de Moisés como Dios le habló en el arbusto ardiente y le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”?


Después de decir esto, el Señor Jesús fue llevado a los cielos y se sentó a la derecha de Dios.


No lleven dinero ni provisiones ni otro par de sandalias, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.


Era el día antes de la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que ya era hora de dejar este mundo y regresar al Padre. Mientras estuvo en el mundo, siempre amó a sus seguidores pero en esta ocasión mostró su amor al máximo.


Jesús sabía que el Padre le había dado poder sobre todo, y sabía que había venido de Dios e iba a regresar a él.


Hay muchos lugares en la casa de mi Padre. Si no fuera así, se lo diría. Voy a prepararles un lugar,


Me escucharon decir que me voy y que volveré a ustedes. Si de verdad me amaran, se habrían alegrado de que regreso al Padre, pues él es más importante que yo.


Jesús le dijo: —Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se llega al Padre.


Yo vine del Padre para estar en el mundo, y ahora me voy del mundo para estar con el Padre.


»No me voy a quedar en el mundo, pero ellos están aquí y yo voy a ti. Padre santo, cuídalos por el poder de tu nombre, el nombre que me diste, para que sean uno así como tú y yo.


Padre justo, la gente del mundo no te conoció, pero yo sé y ellos también saben que tú me enviaste.


Ahora dame honra en tu presencia, Padre. Dame la gloria que yo tenía junto a ti antes de que existiera el mundo.


Después le dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Extiende tu mano y métela en este lado de mi cuerpo. Ya deja de dudar y cree.


Entonces Jesús dijo: —Yo estaré con ustedes por un poco más de tiempo. Luego volveré para estar con el que me envió.


Dios los conocía antes de que el mundo fuera creado. Él decidió que fueran como su Hijo y quería que el Hijo fuera el mayor de muchos hermanos.


«Seré su Padre y ustedes serán mis hijos y mis hijas. Así dice el Señor Todopoderoso».


Todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Jesucristo,


pero ellos aspiraban a una patria mejor, un país celestial. Por eso, Dios no se avergonzó de ser su Dios y les preparó una ciudad celestial.


Este es el nuevo pacto que en el futuro haré con el pueblo de Israel, dice el Señor. Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos tuvo gran compasión y nos hizo nacer de nuevo por la resurrección de Jesucristo. Así nos dio la plena esperanza


Mis estimados hermanos, ahora somos hijos de Dios pero todavía no sabemos lo que seremos en el futuro. Lo que sí sabemos, es que cuando Cristo regrese seremos como él, pues lo veremos tal y como él es.


Oí una fuerte voz del cielo que decía: «Ahora, el hogar de Dios está con los seres humanos y él vivirá con ellos. Serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios.


Todo eso voy a darle al que salga victorioso; yo seré su Dios y él será mi hijo.


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