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Jeremías 7:30 - Biblia Palabra de Dios para Todos

30 »”Es que el pueblo de Judá ha hecho algo que yo considero malo, dice el SEÑOR. Han profanado mi templo con sus ídolos detestables que pusieron en el templo que lleva mi nombre.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

30 Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 »La gente de Judá ha pecado ante mis propios ojos —dice el Señor—. Han puesto sus ídolos abominables precisamente en el templo que lleva mi nombre, y así lo han profanado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Sí, los hijos de Judá han hecho lo que a mí no me gusta, dice Yavé. Han instalado sus ídolos en el templo, que lleva mi Nombre, para profanarlo;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Por cuanto los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice YHVH, han puesto sus ídolos detestables en la Casa sobre la cual es invocado mi Nombre, para profanarla,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Porque los hijos de Judá han hecho lo que es malo a mis ojos -oráculo de Yahveh-, y han puesto sus ídolos en el templo sobre el cual se invoca mi nombre, profanándolo.

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Jeremías 7:30
20 Referans Kwoze  

Manasés construyó de nuevo los santuarios sobre las colinas que su papá Ezequías había destruido. También construyó altares para Baal e hizo un poste de Aserá, tal como había hecho Acab, rey de Israel. Manasés adoró y sirvió a las estrellas del cielo,


construyó altares en honor a dioses falsos en el templo del SEÑOR, aquel lugar que el SEÑOR mencionaba cuando dijo: «Yo pondré mi nombre en Jerusalén».


Manasés hizo una estatua de Aserá, y la puso en el templo. El SEÑOR le había dicho a David y a su hijo Salomón acerca del templo: «He elegido a Jerusalén de entre Israel, pondré mi nombre en Jerusalén para siempre.


Josías despedazó los altares que los reyes de Judá habían construido sobre la azotea de la sala de Acaz y los que Manasés había construido en los dos patios del templo del SEÑOR. Luego arrojó los escombros al valle del Cedrón.


También quitó del templo del SEÑOR los dioses extranjeros, el ídolo y todos los altares que habían construido en el monte del templo del SEÑOR y en Jerusalén, y los arrojó fuera de la ciudad.


Manasés construyó de nuevo los santuarios sobre las colinas, que su papá Ezequías había destruido. También construyó altares para los baales e hizo postes de Aserá. Manasés adoró y sirvió las estrellas del cielo,


Manasés puso en el templo de Dios una estatua de un ídolo que había hecho. Dios les había dicho a David y a su hijo Salomón acerca del templo: «He elegido a Jerusalén de entre Israel, pondré mi nombre en Jerusalén para siempre.


Yo también elegiré darles duro trato a ellos y haré que les suceda lo que temen. Porque llamé y ninguno respondió; hablé y nadie escuchó. Hicieron lo que yo consideraba malo y eligieron lo que a mí no me agradaba».


Primero, yo les pagaré el doble de sus crímenes y de sus pecados porque han contaminado mi tierra con sus ídolos que no valen nada y han llenado mi tierra de objetos asquerosos».


«Los profetas y los sacerdotes han pecado en la tierra. Hasta en mi propio templo he encontrado su maldad. Lo dice el SEÑOR.


Llevaron sus ídolos al templo que lleva mi nombre y así lo contaminaron.


Ellos también construyeron altares a Baal en el valle de Ben Hinón para quemar a sus hijos e hijas y ofrecérselos a Moloc. Yo no les ordené que hicieran eso y nunca imaginé que harían algo tan terrible. Al hacer todo esto hicieron pecar a Judá”.


Porque Dios hizo un lugar de honor de la hermosa ciudad de su pacto; pero el pueblo introdujo en ella sus horribles ídolos abominables. Por eso, se los he convertido en basura.


En ese momento algo parecido a una mano se extendió y me tomó del cabello, y el Espíritu me levantó entre el cielo y la tierra y me llevó en la visión divina, a Jerusalén, hasta la puerta de la entrada norte donde habían colocado el ídolo tallado que enfureció a Dios.


El rey del norte enviará su ejército y profanarán el templo y a los que adoran en Jerusalén. No permitirá el sacrificio diario. Entonces llevarán ahí la abominación que causa destrucción.


Después, el gobernante hará un pacto con mucha gente durante una semana. Las ofrendas se interrumpirán durante media semana. En lugar de ellas, un hombre destructor pondrá ídolos abominables, pero Dios ha ordenado que el destructor sea completamente destruido».


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