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Jeremías 7:24 - Biblia Palabra de Dios para Todos

24 Pero no me hicieron caso ni me prestaron atención, sino que fueron tercos y se dejaron guiar por sus propios deseos; me dieron la espalda.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 »Pero mi pueblo no quiso escucharme. Continuaron haciendo lo que querían, siguiendo los tercos deseos de su malvado corazón. Retrocedieron en vez de ir hacia adelante.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Pero ellos no me escucharon ni me hicieron caso, sino que siguieron la inclinación de su corazón malvado, me dieron la espalda y me volvieron la cara.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Pero no escucharon ni inclinaron su oído, sino que caminaron en la dureza de su malvado corazón, según su propio consejo, y fueron hacia atrás y no hacia delante.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Pero no me escucharon ni aplicaron su oído, sino que caminaron según sus planes, según la obstinación de su corazón malvado, y en vez de avanzar retrocedieron.

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Jeremías 7:24
37 Referans Kwoze  

Tú les advertiste que regresaran a tu ley, pero ellos fueron necios y no obedecieron tus órdenes. Violaron tus leyes que son las que dan vida a quienes las obedecen. Ellos fueron tercos y desobedientes.


Si mi pueblo me escuchara, y viviera como yo quiero,


pueblo perverso que se niega a escuchar mis palabras y que se guía por la terquedad de su corazón perverso. Se ha ido tras otros dioses para servirlos y adorarlos; es como este cinturón que no sirve para nada.


Así como uno se ajusta el cinturón a la cintura, así hice que todo el pueblo de Israel y de Judá se ajustara a mí, dice el SEÑOR. Yo quería que ellos fueran mi pueblo y me dieran fama, honor y gloria, pero no me obedecieron.


Tú me dejaste, dice el SEÑOR, te volviste atrás; por eso, cansado de tenerte compasión, levantaré mi mano contra ti y te destruiré.


Pero ustedes han hecho aun más maldad que sus antepasados. Todos ustedes siguen tercamente su malvado corazón en lugar de escucharme.


aunque ellos no me escucharon ni me prestaron atención. Fueron tercos, me ignoraron y rechazaron mis intentos de corregirlos.


»No hay nada más engañoso que el corazón; no tiene remedio. ¿Quién lo entiende?


pero si esa nación hace el mal y no me obedece, entonces ya no le haré el bien que dije.


Pero ellos dirán: “¿Para qué molestarnos? Seguiremos nuestros propios planes y seguiremos haciendo todo el mal que queramos”».


Es que a un árbol le dicen: “Tú eres mi padre”; y a una piedra le dicen: “Tú eres mi madre”. Me dieron la espalda, no me dan la cara; pero cuando estaban sufriendo me dijeron: “Levántate y sálvanos”.


Yo te hablé cuando te iba muy bien pero tú dijiste que no escucharías. Eso es lo que has hecho desde que eras joven, nunca me has hecho caso.


Se la pasan diciendo esto a los que me desprecian: “El SEÑOR ha dicho que ustedes tendrán paz”. Y a aquellos que tercamente hacen lo que les da la gana, les dicen: “Nada malo les va a pasar”».


solo reconoce tu pecado y admite que te rebelaste contra el SEÑOR tu Dios; que te prostituiste con extraños bajo cada árbol frondoso y que no has obedecido mi voz. Lo dice el SEÑOR.


En esos días, la gente dirá que Jerusalén es el “Trono del SEÑOR”. Todas las naciones se reunirán en Jerusalén, en el nombre del SEÑOR, y ya no se dejarán guiar por la terquedad de su corazón perverso.


Pero cuando ellos vinieron y se apropiaron de esta tierra, no te obedecieron ni siguieron tus leyes; tampoco hicieron lo que les ordenaste, y por eso les trajiste todo este sufrimiento.


Ellos me dieron la espalda y no pusieron la cara; aunque les enseñé con paciencia, no quisieron aceptar mis enseñanzas.


Les he enviado con insistencia a mis siervos los profetas, diciéndoles: Aléjense todos de sus malos caminos y corrijan sus acciones. No sigan y no adoren a otros dioses y así podrán vivir en la tierra que les di a ustedes y a sus antepasados. Pero ustedes no han prestado atención ni me escucharon.


Esto dice el SEÑOR: «Párense en los caminos y miren, pregunten por los senderos antiguos, busquen el buen camino y sigan por él. Así encontrarán descanso. Pero ustedes han dicho: “No queremos seguir el buen camino”.


Pero no me han hecho caso ni me han prestado atención, sino que tercamente me han rechazado y se han portado peor que sus antepasados.


Entonces, ¿por qué este pueblo sigue alejándose de mí? ¿Por qué Jerusalén siempre está alejándose de mí? Se creen sus propias mentiras; no quieren volver a mí.


Insistieron en seguir el deseo terco de su corazón de servir a los baales, tal como les enseñaron sus padres».


Pero la casa de Israel se rebeló contra mí en el desierto. No siguieron mis leyes y rechazaron los decretos que les darían vida si los obedecían. Con frecuencia ignoraban mis días de descanso consagrados. Así que pensé azotarlos con mi ira y destruirlos en el desierto.


Lo hice así porque ellos rechazaron mis decretos y no obedecieron mis leyes. Profanaron mis días de descanso consagrados porque en su corazón ya servían a sus ídolos repugnantes.


»Pero entonces los hijos se rebelaron contra mí, no obedecieron mis leyes, ni mantuvieron mis decretos, ni cumplieron las normas que les darían vida. Hasta profanaron mis días de reposo consagrados. Así que pensé azotarlos con toda la fuerza de mi ira y destruirlos en el desierto.


»Pero ellos se rebelaron contra mí y prefirieron no escucharme. Nadie se deshizo de los repugnantes ídolos que tiene frente a sus narices y nadie abandonó a los ídolos de Egipto. Por eso pensé azotarlos con toda la fuerza de mi ira cuando todavía estaban en Egipto.


No hemos hecho caso a las palabras de los profetas, tus servidores que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres, y a todo el pueblo.


Será llevado a Asiria como un regalo para el gran rey. Efraín sentirá vergüenza; Israel se avergonzará de su ídolo.


Israel se ha vuelto terco como una novilla. Por eso ahora el SEÑOR no va a ser generoso con ellos ni será como el pastor que alimenta a sus ovejas en una gran pradera.


Eso sucederá porque obedeciste las órdenes del rey Omrí, porque sigues todas las costumbres de la familia real de Acab y porque obedeces sus mandatos. Por eso dejaré que seas destruida y la gente se burlará de los habitantes de la ciudad. Tendrás que soportar el desprecio de otras naciones».


Pero ellos no quisieron prestar atención, dieron la espalda y se negaron a escuchar.


»Cuando esa persona escuche estas maldiciones y se crea bendito, diciendo para sí: “Yo seguiré haciendo lo que me dé la gana, no me va a pasar nada”, entonces el resultado será desastre total.


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