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Jeremías 6:11 - Biblia Palabra de Dios para Todos

11 Pero yo estoy lleno de la ira del SEÑOR, ya no puedo contenerla. «Derrámala sobre el niño de la calle y sobre las pandillas de jóvenes, porque serán apresados el marido y la mujer, el viejo y el anciano cargado de años.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, estoy cansado de contenerme; la derramaré sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes igualmente; porque será preso tanto el marido como la mujer, tanto el viejo como el muy anciano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Por eso ahora estoy lleno de la furia del Señor. ¡Sí, estoy cansado de contenerla! «Derramaré mi furia sobre los niños que juegan en las calles y sobre las reuniones de jóvenes, sobre esposos y esposas y sobre los que son viejos y canosos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 ¡Pero yo estoy lleno de la ira de Yavé y no la aguanto más! 'Derrámala entonces sobre los niños de la calle y sobre los grupos de muchachos. Les va a llegar a todos, al marido y a la mujer, al anciano y al hombre lleno de vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Por tanto, estoy lleno de la ira de YHVH, Cansado estoy de refrenarme. Derrámala sobre los niños en la calle, Y asimismo sobre la reunión° de los mancebos, Porque hasta el marido y la mujer serán aprisionados, El anciano y aquél que está lleno de días.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Por eso estoy lleno de la ira de Yahveh, estoy cansado de reprimirla. Vuélcala sobre el niño en la calle, y sobre la tertulia de jóvenes también. Pues presos serán el hombre y la mujer, el anciano y la colmada de días.

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Jeremías 6:11
22 Referans Kwoze  

Los jóvenes se cansan y fatigan; los muchachos quedan exhaustos y caen.


No me he sentado a celebrar con los que andan en fiestas. Me he sentado solitario porque te pertenezco. Es que tú me llenaste de indignación contra ellos.


Tú me dejaste, dice el SEÑOR, te volviste atrás; por eso, cansado de tenerte compasión, levantaré mi mano contra ti y te destruiré.


Pues entonces haz ahora que sus hijos se mueran de hambre o que los maten en la guerra. Haz que sus mujeres queden viudas y sin hijos; que sus esposos sean asesinados y sus jóvenes mueran en batalla.


Yo dije: «Ya no anunciaré más de él; no volveré a hablar en su nombre», pero su mensaje dentro de mí se convierte en un fuego ardiente que me cala hasta los huesos. Hago todo lo que puedo por contenerlo, pero me es imposible.


¿Es que no he de castigarlos por eso? El SEÑOR así lo dice. ¿Acaso no voy a vengarme de una nación como esa?


Por eso, así dice el Señor DIOS: «Voy a descargar todo mi enojo y mi ira sobre este lugar, sobre los seres humanos y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra. Arderá mi ira y no se podrá apagar».


Mujeres, escuchen el mensaje del SEÑOR; pongan atención a las palabras de su boca: Enséñenles a sus hijas cómo lamentarse, que cada una le enseñe a su vecina este canto fúnebre:


«La muerte se metió por nuestras ventanas y entró en nuestros palacios para matar a nuestros hijos en las calles y a los jóvenes en las plazas».


Dios ha despreciado a los hombres fuertes, los hombres que habitaban en mí, Jerusalén. Luego invitó un ejército a aplastar a los mejores jóvenes para que destruyera a mis jóvenes soldados. Entonces el SEÑOR los pisoteó como uvas para hacer vino para los invitados reunidos.


Los jóvenes y viejos están tendidos en las calles de la ciudad. Mis vírgenes y hombres jóvenes han caído en la batalla. Tú los mataste el día de tu ira; los destruiste sin compasión.


que le dijera al pueblo de Israel: Mira, voy a destruir mi lugar sagrado, el orgullo de sus cantos, el templo que les da alegría, el centro de sus afectos. Sus hijos e hijas abandonados morirán a filo de espada.


El Espíritu me levantó y me llevó. Así me fui, con espíritu amargado y enardecido, y el SEÑOR se apoderó de mí.


Me insistió otra vez: «Hijo de hombre, ¡buen provecho! Cómetelo con ganas y llena tu estómago con el rollo que te doy». Así que me lo comí, y en la boca me sabía como la miel por lo dulce que era.


Maten a los ancianos y a los jóvenes, a las muchachas, a los niños y a las mujeres, pero no les hagan ningún daño a los que llevan la señal en la frente. Empiecen por aquí en el templo». Así que empezaron con los ancianos líderes que estaban al frente del templo.


En cambio, yo estoy lleno de fortaleza; estoy lleno del espíritu del SEÑOR y lleno de justicia y poder. Por eso puedo decirle a Jacob cuál es su rebelión, y a Israel cuáles son sus pecados.


Yo les digo, esa noche habrá dos personas durmiendo en una cama; una será llevada y la otra será dejada.


Mientras Pablo esperaba a Silas y a Timoteo en Atenas, le dolió mucho ver que la ciudad estaba llena de ídolos.


Cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba dedicado completamente a anunciar el mensaje a los judíos. Les demostraba que Jesús es el Mesías.


No nos podemos quedar callados sin decir lo que hemos visto y oído.


Luego, oí una fuerte voz que venía del templo y les decía a los siete ángeles: «Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios».


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