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Jeremías 49:2 - Biblia Palabra de Dios para Todos

2 Llegará el día, dice el SEÑOR, en que haré sonar la trompeta de guerra contra Rabá de los amonitas. Quedará hecha un montón de ruinas y sus ciudades serán incendiadas. Entonces Israel se apoderará de lo que ellos le quitaron, dice el SEÑOR.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Por tanto, vienen días, ha dicho Jehová, en que haré oír clamor de guerra en Rabá de los hijos de Amón; y será convertida en montón de ruinas, y sus ciudades serán puestas a fuego, e Israel tomará por heredad a los que los tomaron a ellos, ha dicho Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 En los días futuros —dice el Señor—, haré sonar el grito de guerra contra la ciudad de Rabá. Se convertirá en un montón de escombros y las ciudades vecinas serán quemadas. Entonces Israel volverá a tomar la tierra que ustedes le quitaron», dice el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Por eso, se acerca ya el tiempo, dice Yavé, en que haré resonar, en Rabbá de los amonitas, el grito de guerra. Quedará convertida en un montón de escombros abandonados, y sus aldeas serán incendiadas. Entonces Israel despojará a los que lo habían despojado, afirma Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Por tanto, vienen días, dice YHVH, En que haré resonar alarma de guerra contra Rabá de los hijos de Amón. Será convertida en montón de ruinas, Y sus ciudades serán puestas a fuego. Entonces Israel desposeerá A quien lo desposeyó, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Por eso, mirad que vienen días -oráculo de Yahveh-, en que lanzaré contra Rabá de los amonitas el grito de guerra: será una escombrera desolada, y sus hijas consumidas por el fuego. Así heredará Israel a sus herederos, dice Yahveh.

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Jeremías 49:2
22 Referans Kwoze  

En la primavera, época en que los reyes salían en campaña militar, David envió a Joab, a sus oficiales y a todos los israelitas a destruir a los amonitas. El ejército de Joab también atacó a la capital, Rabá, pero David se quedó en Jerusalén.


El monte Sion está feliz, las poblaciones de Judá se alegran debido a tus justas decisiones.


Sion, escucha y se alegra; las ciudades de Judá, están felices, porque el SEÑOR toma decisiones sabias.


Juntos se lanzarán al occidente contra la retaguardia de los filisteos y saquearán juntos a los pueblos del oriente, a Edom y a Moab; y también Amón se le someterá.


Profecía contra Damasco: «Fíjense: Damasco pronto dejará de ser una ciudad y se convertirá en un montón de escombros.


¡Qué dolor! ¡Qué dolor! Me duele hasta lo más profundo de mi ser; mi corazón se agita en mi interior, no me voy a callar. Es que escuché el toque de trompeta, y el grito de guerra.


Así dice el SEÑOR acerca de los amonitas: «¿Acaso Israel no tiene hijos? ¿No tiene heredero? ¿Por qué el dios Milcón ha tomado posesión de Gad y su pueblo vive en sus ciudades?


Haz que indique los caminos para que la espada vaya a Rabá de los amonitas, y a Jerusalén, la ciudad fortificada de Judá.


»Y en cuanto a ti, gobernante de Israel, criminal y perverso, se ha llegado la hora de tu castigo final.


Prepararé un fuego para incendiar la ciudad de Rabá. El fuego devorará sus fortalezas y sus muros. Entre gritos en el día de batalla, vendrá el desastre como una tormenta, como un torbellino.


La gente del Néguev poseerá el monte de Esaú, y la gente de la Sefelá poseerá la tierra de los filisteos. Ellos poseerán el territorio de Efraín y el territorio de Samaria, y Benjamín poseerá Galaad.


»Cuando estén en su tierra y el enemigo los ataque, ustedes tendrán que salir a pelear. En esas ocasiones toquen las trompetas y griten fuerte, así yo, el SEÑOR su Dios, les prestaré atención y los salvaré de sus enemigos.


Entonces Israel tomó posesión de todas esas ciudades de los amorreos, o sea de Hesbón y sus pueblos de influencia, y comenzó a vivir en ellas.


Reúne todo lo valioso en la mitad de su plaza pública y quema la ciudad con todo eso como una ofrenda que debe quemarse completamente para el SEÑOR tu Dios. Esa ciudad deberá quedar hecha un montón de ruinas para siempre y no debe ser reconstruida.


El rey Og de Basán era uno de los pocos refaítas, o sea gigantes legendarios, que quedaban. Su ataúd, hecho de piedra oscura, era enorme: de unos 4 metros y medio de largo por 2 de ancho. Todavía se puede ver en Rabá de los amonitas.


En Isacar y Aser, Manasés tenía las ciudades de Betseán, Ibleam y sus aldeas, los habitantes de Dor, Endor, Tanac, Meguido y sus aldeas. También se instalaron en Nafot.


Los descendientes de José dijeron: —La colina no es suficiente para nosotros, pero todos los cananeos que viven en la región del valle tienen carros de combate de hierro, tanto los de Betseán y sus aldeas como los del valle de Jezrel.


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