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Jeremías 4:29 - Biblia Palabra de Dios para Todos

29 »Cuando se escuche el ruido de caballos y de arqueros, los habitantes de todas las ciudades huirán. Algunos se esconderán en cuevas, otros en matorrales, y algunos más treparán por los peñascos. Todas las ciudades serán abandonadas y no quedará nadie en ellas.

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Biblia Reina Valera 1960

29 Al estruendo de la gente de a caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entraron en las espesuras de los bosques, y subieron a los peñascos; todas las ciudades fueron abandonadas, y no quedó en ellas morador alguno.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Al oír el ruido de los carros de guerra y los arqueros, la gente huye aterrorizada. Ellos se esconden en los matorrales y corren a las montañas. Todas las ciudades han sido abandonadas; ¡no queda nadie en ellas!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Al ruido de la caballería y de los arqueros todo el mundo ha huido, escondiéndose en los bosques o trepando por las rocas. Los habitantes dejan sus ciudades, sin que nadie quede en ellas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 Al estruendo de jinetes y de arqueros cada ciudad se pone en fuga, Entran en la espesura y suben a los peñascos. Todas las ciudades están abandonadas, No queda en ellas morador alguno.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Al grito de ¡jinetes y arqueros!, huye toda ciudad; se van a las selvas, escalan las rocas; todas las ciudades son evacuadas, y no queda en ellas ni un solo habitante.

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Jeremías 4:29
14 Referans Kwoze  

Debido a eso el SEÑOR hizo que los comandantes del ejército de Asiria invadieran el país. Ellos capturaron a Manasés y lo llevaron a Babilonia sujeto con garfios y cadenas de bronce.


Uno de ellos pondrá a correr a mil de ustedes. Y cinco bastarán para que todos ustedes huyan, hasta que ustedes queden reducidos a unos pocos, como queda un palo en lo alto de un monte o una bandera sobre una colina».


Hasta que el SEÑOR haya enviado a su pueblo bien lejos y el desierto se haya extendido.


»Voy a enviar muchos pescadores que los pescarán, dice el SEÑOR. Y después voy a enviar muchos cazadores que los cazarán en todas las montañas, en todas las colinas y en las grietas de las rocas.


Un león ha salido de su escondite y el destructor de las naciones está en camino; ha dejado su hogar para ir a destruir tu tierra; tus ciudades se convertirán en un montón de ruinas desoladas.


El ejército de Nabucodonosor abrió una brecha en el muro de la ciudad. Aquella misma noche el rey Sedequías y todo su ejército huyeron por una puerta secreta que pasaba por el muro doble de la ciudad, cerca del jardín del rey. Los soldados enemigos tenían rodeada la ciudad, pero Sedequías y sus hombres escaparon por el camino del Arabá.


Llevan arcos y lanzas, son crueles y no tienen compasión. Sus gritos suenan como el rugido del mar, y van montados a caballo, en perfecto orden, como un solo hombre, ¡para atacarte, hija de Sion!»


Vi al Señor junto al altar diciéndome: «Golpea encima de las columnas para que tiemblen hasta los umbrales de las puertas. Que caigan los pedazos sobre la cabeza de la gente. Si alguno queda vivo, lo mataré con la espada. Algunos tratarán de huir, pero nadie podrá escapar.


Entonces dirán a las montañas: “¡Caigan sobre nosotros!”, y a los cerros les dirán: “¡Cúbrannos!”


Los israelitas vieron que estaban en problemas y se sintieron sin salida. Corrieron a esconderse donde podían: en cuevas, grietas, túneles, pozos de agua y en zanjas.


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