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Jeremías 24:8 - Biblia Palabra de Dios para Todos

8 »Pero como a los malos higos, tan malos que no se pueden comer, dice el SEÑOR, así trataré a Sedequías, rey de Judá, a sus jefes, al resto de la gente de Jerusalén, a los que quedaron en el país y a los que viven en Egipto.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y como los higos malos, que de malos no se pueden comer, así ha dicho Jehová, pondré a Sedequías rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 »Sin embargo, los higos malos —dijo el Señor— representan al rey Sedequías de Judá, a sus funcionarios, a todo el pueblo que quedó en Jerusalén y a los que viven en Egipto. Los trataré como a higos malos, tan podridos que no pueden comerse.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pero así como se trata a los higos malos, tan podridos que no se pueden comer, así trataré a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de los habitantes de Jerusalén, tanto a los que quedaron en este país como a los que viven en Egipto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Pero como los higos malos, que de tan malos no pueden comerse, así son aquellos de quienes dice YHVH: Así entregaré a Sedequías rey de Judá, y a sus príncipes y al resto de Jerusalem, los que hayan quedado en esta tierra, y los que habitan en la tierra de Egipto:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Y de los higos malos, que de tan malos no se pueden comer, así dice Yahveh: 'De la misma manera trataré a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén, a los que han quedado en este país, que a los que residen en el país de Egipto.

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Jeremías 24:8
18 Referans Kwoze  

Los hijos de Josías fueron: el mayor, Johanán; el segundo, Joacim; el tercero, Sedequías; y el cuarto, Salún.


Así que fui a Perat, cavé y saqué el cinturón del lugar donde lo había escondido. El cinturón ya estaba podrido y no servía para nada.


Estoy decidido a castigar a esta ciudad y no a premiarla. Entregaré esta ciudad en manos del rey de Babilonia y él la quemará. Es la decisión del SEÑOR”.


Dentro de una canasta había higos muy buenos, de los primeros en madurar; dentro de la otra había higos muy malos, tan malos que no se podían comer.


«Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: Al pueblo de Judá que envié desterrado de aquí al país de los babilonios, lo trataré como a estos higos buenos.


Aunque ustedes derrotaran a todo el ejército babilonio que los ataca y solo quedaran algunos soldados heridos en el campamento, ellos se levantarían e incendiarían esta ciudad”».


El rey Sedequías mandó traer a Jeremías y lo interrogó en secreto en el palacio, diciendo: —¿Tienes algún mensaje del SEÑOR? Y Jeremías respondió: —Sí, sí tengo. Este es el mensaje: “Caerás en manos del rey de Babilonia”.


Cuando Jeremías terminó de decirle al pueblo el mensaje del SEÑOR, Dios de ellos, que el mismo SEÑOR, Dios de ellos, le había enviado para decirles,


Jeremías recibió mensaje del Señor para todos los judíos que vivían en Egipto, o sea los que vivían en Migdol, Tafnes, Menfis y en la región del sur. Les dijo:


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