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Génesis 8:20 - Biblia Palabra de Dios para Todos

20 Entonces Noé construyó un altar en honor del SEÑOR y tomó algunos animales de cada animal puro y de cada ave pura los quemó completamente ofreciéndolos como sacrificio en el altar.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Luego Noé construyó un altar al Señor y allí sacrificó como ofrendas quemadas los animales y las aves que habían sido aprobados para ese propósito.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Noé construyó un altar a Yavé, y tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, los ofreció en sacrificio sobre el altar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y construyó Noé un altar a YHVH, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocaustos sobre el altar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Construyó Noé un altar a Yahveh, y tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, ofreció holocaustos sobre el altar.

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Génesis 8:20
27 Referans Kwoze  

Abram levantó su campamento y se estableció al lado de los grandes robles de Mamré que están en Hebrón. Allí le construyó un altar al SEÑOR.


el mismo sitio donde había puesto el altar. Allí Abram adoró al SEÑOR.


Luego Dios dijo: —Toma a Isaac, tu amado hijo único, ve a la tierra de Moria y ofrécelo como un sacrificio que debe quemarse completamente, en la montaña que yo te indicaré.


Cuando llegaron al lugar que Dios le indicó, construyeron un altar y acomodaron la leña. Luego Abraham ató a su hijo y lo colocó en el altar sobre la leña.


Isaac construyó ahí un altar y adoró al SEÑOR. También estableció allí su campamento y sus siervos construyeron un pozo.


Construyó ahí un altar y lo llamó «Dios, el Dios de Israel».


Después Dios le dijo a Jacob: «Vete a Betel y quédate a vivir allá. Construye un altar allá al Dios que se te apareció cuando estabas escapando de tu hermano Esaú».


Después construyó ahí un altar y llamó a ese sitio «El Betel», porque ahí se le había aparecido Dios, cuando estaba escapando de su hermano.


Abel también llevó las mejores crías de sus ovejas. El SEÑOR aceptó a Abel y a su ofrenda que le trajo,


Lleven con ustedes siete pares de animales puros, macho y hembra, y lleven también un par, macho y hembra, de cada animal impuro.


Además siete pares, macho y hembra, de cada ave en el cielo para conservar también su especie.


Todos los animales domésticos y salvajes, todos los que se arrastran por el suelo y todas las aves, salieron en familias.


Al terminar cada ronda de banquetes, Job les mandaba instrucciones a sus hijos para que se purificaran, y levantándose de madrugada ofrecía un sacrificio que debe quemarse completamente por cada uno de sus hijos, pues Job pensaba que tal vez sus hijos pudieran haber pecado y maldecido a Dios con su pensamiento.


Pero Moisés dijo: —Tienes que dejarnos llevar nuestros animales para que así tengamos con qué hacer sacrificios al SEÑOR nuestro Dios.


Quema todo el carnero en el altar como sacrificio que debe quemarse completamente al SEÑOR. Es una ofrenda de comida con olor agradable al SEÑOR.


Luego retírales todo eso de las manos quema todo en el altar junto con el carnero. Este es un regalo de comida. El olor agrada al SEÑOR.


Dio también un ternero, un carnero y un cordero de un año, para el sacrificio que debe quemarse completamente.


Entonces, hermanos les pido que respondan a la gran bondad que Dios nos ha mostrado. Ofrézcanle sus cuerpos como sacrificio vivo. Vivan sólo para Dios y sean agradables a él. Tal adoración es su verdadero propósito como seres humanos razonables.


Tenemos aceso a un altar y los sacerdotes que sirven en la carpa sagrada no tienen derecho a comer de lo sacrificado en ese altar.


Ustedes también son como piedras vivas que Dios utiliza para construir un templo espiritual. Ustedes sirven a Dios en ese templo como sacerdotes santos, y por medio de Jesucristo ofrecen sacrificios espirituales agradables a Dios.


Pero ustedes son un pueblo elegido por Dios, sacerdotes al servicio del Rey, una nación santa, y un pueblo que pertenece a Dios. Él los eligió para que anuncien las poderosas obras de aquel que los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa.


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