30 Me entregarás también la primera cría de tus vacas y de tus ovejas. Los primeros siete días se quedará con su mamá, pero al octavo día de nacida me la entregarás.
30 »También tienes que entregarme las primeras crías de tu ganado, de tus ovejas y de tus cabras. Dejarás la nueva cría con su madre durante siete días y al octavo día me la entregarás.
30 Sean para mí como personas consagradas: ustedes no comerán de la carne que haya sido destrozada por animales en el campo, sino que se la darán a los perros.
A través de todas las generaciones, todo varón entre ustedes deberá ser circuncidado cuando cumpla ocho días de nacido. Aquellos que nazcan en tu hogar también deben ser circuncidados. Y todo esclavo comprado de un extranjero con tu dinero debe ser circuncidado aunque no sea uno de tus descendientes.
Entonces exclamé: «¡Oh Señor DIOS, no puede ser! Yo nunca he comido nada impuro. Jamás he probado nada asqueroso ni nada que algún animal haya matado. Desde que era niño y hasta ahora, nunca he comido nada impuro».
Porque yo soy el SEÑOR su Dios. Purifíquense y manténgase santos porque yo soy santo. Así que ustedes no deben contaminarse por causa de ningún animal que se arrastre por el suelo.
Porque lo mando yo, el SEÑOR, que los saqué de Egipto para que ustedes pudieran ser mi pueblo querido y yo fuera su Dios. Así que ustedes deben ser santos como yo soy santo.
»Toda persona del país o todo inmigrante que coma de un animal que ha muerto en forma natural o que ha sido matado por otro animal, tendrá que lavar su ropa, bañarse con agua y quedará impuro hasta el anochecer; después de eso la persona quedará pura.
«Cuando nazca un ternero o una cabra, estará con su mamá por siete días, y del octavo día en adelante la cría será apta como ofrenda de comida para el SEÑOR.
»El sacerdote no debe comer ningún animal que haya muerto de muerte natural o que haya sido matado por otro animal salvaje, y contaminarse con él, pues yo soy el SEÑOR.
No comas nada que muera de muerte natural. Puedes dárselo a cualquier inmigrante que viva en tus ciudades, y él podrá comerlo. Pueden vendérselo a un extranjero. Tú eres un pueblo que pertenece solo al SEÑOR tu Dios. No cocinarás el cabrito en la leche de la mamá del cabrito.
Debes separar para el SEÑOR tu Dios todas las primeras crías de los machos nacidos entre los animales de tu ganado o rebaño. No trabajes con tu primer ternero ni esquiles a tu primer cordero.