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Éxodo 20:17 - Biblia Palabra de Dios para Todos

17 »No codicies la casa de tu semejante, ni codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada de lo que él tenga».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 »No codicies la casa de tu prójimo. No codicies la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 No codicies la casa de tu prójimo. No codicies su mujer, ni sus servidores, su buey o su burro. No codicies nada de lo que le pertenece.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 No codiciarás° la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 No codiciarás la casa de tu prójimo; ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo que es suyo'.

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Éxodo 20:17
41 Referans Kwoze  

que no tomaré ni un hilo del cordón de una sandalia tuya para que no puedas decir: “He hecho rico a Abram”.


Cuando la mujer vio que el árbol era hermoso y los frutos que daba eran buenos para comer, y que además ese árbol era atractivo por la sabiduría que podía dar, tomó algunos frutos del árbol y se los comió. Su esposo se encontraba con ella, ella le dio, y él también comió.


Sus propiedades, su ganado y todos sus animales serán nuestros. Solo aceptemos lo que nos piden para que se queden a vivir con nosotros.


»Hice un pacto solemne con mis ojos: no mirar con deseo a una muchacha.


»Si he sido seducido por una mujer o he esperado a que mi vecino salga para pecar con su mujer,


Los perversos se enorgullecen de sus planes perversos, y los que tienen muchos deseos de ganar dinero rechazan al SEÑOR.


Pon en mí el deseo de cumplir con tus mandatos y no el de satisfacer mis deseos egoístas.


Ante todo, cuida tus pensamientos porque ellos controlan tu vida.


Pues lo mismo sucede con quien se acuesta con la mujer de otro, no se librará de sufrir las consecuencias.


hay gente que no tiene familia, ni un hijo ni un hermano y aun así sigue trabajando muy duro. Nunca está satisfecha con lo que tiene, trabaja duro y no se detiene a preguntarse: «¿Para qué estoy trabajando tan duro? ¿Por qué no disfruto de la vida?» Eso tampoco tiene sentido.


Los que vivan justamente y hablen de manera honesta; los que rechacen el dinero obtenido explotando al pueblo; los que no acepten sobornos; los que se nieguen a participar en asesinatos y aparten sus ojos del mal,


Estuve enojado por su codicia perversa, así que los castigué, me oculté de ellos y me disgusté. Pero ellos se mantuvieron en su rebeldía.


»Pero tú solo piensas en ganar dinero deshonestamente, en matar gente inocente, en explotar y oprimir».


Como caballos ansiosos, cada uno relincha tras la mujer de otro.


Mi pueblo acude a ti cuando es la hora de reunión, se sienta ante ti y escucha tus palabras, pero no ponen en práctica lo que dices porque hacen comentarios eróticos y buscan lo que es de provecho propio.


Quieren las tierras de otros y se las roban. Quieren las casas de otros y se las toman. Oprimen al hombre y se apoderan de su casa; engañan a otro y le quitan su tierra.


»Oye tú, que te enriqueces aprovechándote de los demás, con eso solo consigues arruinar tu casa. Pensaste que colocando tu nido así de alto, quedarías a salvo del peligro.


¿No tengo derecho de hacer lo que quiera con mi dinero? ¿O es que estás celoso porque soy bueno con los demás?”


Pero ahora yo te digo que si alguno mira a una mujer con el deseo de tener relaciones sexuales con ella, en su mente ya ha cometido pecado con ella.


Luego Jesús les dijo: —Aléjense de toda avaricia porque la vida no depende del tener muchas cosas.


Los fariseos, que eran amantes del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús.


Nunca he querido la plata ni el oro ni la ropa de nadie.


El terreno era tuyo antes de venderlo, pudiste haber dispuesto del dinero a tu gusto. ¿Por qué se te ocurrió eso? ¡Le mentiste a Dios, no a los hombres!


Pues la ley dice: «No cometas adulterio, no mates a nadie, no robes, no desees lo que es de otros». Esos y todos los otros mandamientos se resumen en uno solo: «Ama a tus semejantes como te amas a ti mismo».


¿Eso significa que la ley es pecado? ¡Claro que no! Pero la ley era la única manera de saber qué es el pecado. Por ejemplo, no sabía lo que significa desear lo que no me pertenece, pero la ley decía: «No desees lo que no te pertenece», y solo entonces fue cuando lo entendí.


tampoco los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los tramposos, ni los que maltratan a los demás con sus palabras, tendrán parte en el reino de Dios.


Ustedes son el pueblo santo de Dios; por lo tanto, ¡entre ustedes no debe existir ni la más mínima indicación de inmoralidad sexual ni ningún otro exceso!


Pues pueden estar seguros de que el que cometa pecados sexuales no tendrá parte en el reino de Cristo y de Dios, ni el que haga inmoralidades, ni tampoco el que siempre quiera tener más cosas para sí, porque eso es como adorar a un dios falso.


»No codicies a la esposa de tu semejante, ni desees su casa, ni su tierra, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada de lo que él tenga».


Quema a sus ídolos en el fuego. No desees la plata ni el oro que está en ellos ni te quedes con ellos para no resultar atrapado por ellos, porque el SEÑOR tu Dios odia los ídolos.


Ellos viven de una manera que los está llevando a la destrucción. Ellos quitaron a Dios y lo reemplazaron por sus propios bajos deseos. Presumen de hacer lo que debería darles vergüenza y solo tienen la mirada puesta en las cosas terrenales.


Así que saquen todo el mal de su vida: pecados sexuales, inmoralidades, malos pensamientos, malos deseos y codicia, que es una forma de adorar ídolos.


No amen el dinero, sino conténtense con lo que tienen. Porque Dios dijo: «Nunca te abandonaré ni te dejaré solo».


Entre las cosas que capturamos, vi un bello manto de Babilonia, 200 monedas de plata, y una barra de oro que pesaba más de medio kilo. Me gustaron mucho, así que las tomé y las enterré debajo de mi carpa, la plata está debajo de todo.


aquí me tienen. Si he hecho algo malo, acúsenme ante el SEÑOR y ante su rey elegido. ¿Le robé a alguien su buey o su asno? ¿Le he hecho daño a alguien? ¿Alguna vez tomé dinero o un par de zapatos para hacer algo malo? Si he hecho alguna de esas cosas, la corregiré.


¿Por qué no obedeciste al SEÑOR y te quedaste con el botín haciendo lo que no es del agrado del SEÑOR?


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