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Éxodo 2:25 - Biblia Palabra de Dios para Todos

25 Vio a los israelitas y se dio cuenta de su situación.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

25 Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Miró desde lo alto a los hijos de Israel y supo que ya había llegado el momento de actuar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Y miró Dios con bondad a los hijos de Israel, y los atendió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Y miró ’Elohim a los hijos de Israel, y ’Elohim los reconoció.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Miró Dios hacia los israelitas y Dios los reconoció.

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Éxodo 2:25
16 Referans Kwoze  

Tal vez el SEÑOR vea las cosas malas que están sucediendo y el SEÑOR me dé algo bueno por cada maldición de Simí.


Entonces el hombre confesará ante la gente diciendo: “He pecado, he torcido lo recto, pero eso no me sirvió para nada”.


El SEÑOR sabe guiar por buen camino a los justos, pero los perversos se desvían y se pierden.


Ellos no saben que tú te das cuenta de todo lo que sucede, y que ves los problemas y sufrimientos de la gente. No saben que tú ayudas a los que sufren por culpa de los perversos y ayudas también a los huérfanos.


Tú no me dejarás caer en las garras de mi enemigo; me librarás de él.


Confía al SEÑOR todas tus preocupaciones, porque él cuidará de ti; él nunca permitirá que el justo quede derribado para siempre.


Luego llegó al poder de Egipto un nuevo rey que no sabía nada de José.


Moisés le contó a su suegro todo lo que el SEÑOR les había hecho al faraón y a los egipcios con el fin de ayudar a Israel. También le contó sobre todas las dificultades que habían tenido en el camino y cómo el SEÑOR los había salvado.


He escuchado los lamentos de los israelitas y también he visto la crueldad con la que los egipcios los tienen sometidos.


y el pueblo les creyó. Cuando se enteraron que el SEÑOR les había prestado atención a los israelitas y que sabía que estaban sufriendo, se inclinaron y adoraron al SEÑOR.


Entonces les diré claramente: “Nunca los conocí, apártense de mí, porque ustedes se dedicaron a hacer el mal”.


«¡Qué bueno ha sido el Señor conmigo! Él me ayudó y ahora la gente ya no me despreciará por no poder tener hijos».


He visto que mi pueblo está sufriendo mucho en Egipto, he escuchado sus gemidos. Yo bajaré para sacarlos de allí. Ahora ven, que te voy a enviar a Egipto”.


Luego nosotros pedimos con llanto ayuda al SEÑOR, el Dios de nuestros antepasados. El SEÑOR escuchó nuestra voz y vio nuestro sufrimiento, nuestro duro trabajo y miseria.


Le hizo una promesa a Dios: «SEÑOR Todopoderoso, mira lo triste que estoy. ¡Acuérdate de mí! No me olvides. Si me concedes un hijo, te lo entregaré a ti. Será un nazareo: no beberá vino ni bebidas embriagantes, y nunca se cortará el cabello».


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