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Éxodo 19:10 - Biblia Palabra de Dios para Todos

10 El SEÑOR le dijo a Moisés: —Ve a donde está el pueblo, haz que hoy y mañana sean días santos y diles que laven sus ropas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Después el Señor le dijo a Moisés: «Desciende y prepara al pueblo para mi llegada. Conságralos hoy y mañana, y haz que laven sus ropas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Yavé dijo a Moisés: 'Vuelve donde el pueblo y mándales que se purifiquen hoy y mañana; que laven sus ropas'

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Entonces YHVH dijo a Moisés: Ve al pueblo y santifícalos hoy y mañana, y laven sus vestidos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Después dijo Yahveh a Moisés: 'Vuélvete a tu pueblo y haz que se purifique hoy y mañana. Que laven sus vestidos,

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Éxodo 19:10
24 Referans Kwoze  

Entonces Jacob les dijo a sus familiares y a todos los que estaban con él: —Destruyan todos esos dioses ajenos que ustedes tienen, purifíquense y cámbiense de ropa.


También Mefiboset, nieto de Saúl, fue a recibir al rey David. Desde que el rey había salido de Jerusalén hasta que regresó en paz, Mefiboset no se había lavado los pies ni cortado el bigote ni cambiado de ropa.


Pero como los sacerdotes eran pocos y no podían desollar tantos animales, sus parientes los levitas tuvieron que ayudarles a terminar el trabajo hasta que los otros sacerdotes se purificaran, pues los levitas se habían mostrado más dispuestos a purificarse que los sacerdotes.


Les dijo: «¡Escúchenme, levitas! Purifíquense ahora y purifiquen el templo del SEÑOR Dios de sus antepasados. Saquen del templo santo todo lo que sea impuro.


Al terminar cada ronda de banquetes, Job les mandaba instrucciones a sus hijos para que se purificaran, y levantándose de madrugada ofrecía un sacrificio que debe quemarse completamente por cada uno de sus hijos, pues Job pensaba que tal vez sus hijos pudieran haber pecado y maldecido a Dios con su pensamiento.


y el que cargue el cuerpo muerto de esos animales lavará su ropa y quedará impuro hasta el atardecer.


Todo el que toque su cama tendrá que lavar su ropa y bañarse con agua, y quedará impuro hasta el anochecer.


Después dile al pueblo: “Purifíquense para mañana, pues van a comer carne. Ustedes han llorado ante el SEÑOR y han dicho: ¡Quién nos diera carne para comer! Estábamos mejor en Egipto. El SEÑOR les va a dar carne y ustedes van a comer carne.


El que esté puro rociará esa agua al tercer y al séptimo día sobre el que está impuro; al séptimo día ya lo habrá purificado. Enseguida, el que está impuro debe lavar su ropa y bañarse, pero quedará impuro hasta el atardecer.


y todo lo que resista el fuego, deben ponerlo al fuego para purificarlo, y luego deben lavarlos con el agua de purificación. En cuanto a lo que no resista el fuego, debe purificarse con el agua de purificación.


Al séptimo día deben lavar su ropa y quedarán puros. Después de esto podrán entrar al campamento.


Los levitas se purificaron a sí mismos y lavaron su ropa. Luego Aarón los ofreció haciendo el movimiento de presentación ante el SEÑOR, y presentó los sacrificios para el perdón de los pecados de los levitas y para purificarlos.


Esto es lo que debes hacer para purificarlos: rocía sobre ellos agua de purificación, haz que se afeiten todo el cuerpo y que laven su ropa; así quedarán purificados.


Muchos de ustedes hacían eso, pero ahora han sido lavados y purificados. Ahora Dios los ha aprobado en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.


Nos ha limpiado y liberado de toda culpa, y ahora nuestro cuerpo está lavado con agua pura. Entonces acerquémonos a Dios con un corazón sincero, seguros de la fe que tenemos.


Entonces Josué le dijo al pueblo: «Purifíquense porque mañana el SEÑOR hará un gran milagro entre ustedes».


Ve y purifica al pueblo. Diles que se purifiquen para mañana porque yo, el SEÑOR Dios de Israel, digo: “Israel: hay entre sus pertenencias cosas que les ordené destruir y en tanto no las quiten de entre ustedes no podrán hacer frente a sus enemigos”.


»Afortunados los que lavan sus ropas para tener derecho a comer del árbol de la vida y entrarán por las puertas de la ciudad.


Yo le respondí: —Usted lo sabe, señor. Entonces me dijo: —Son los que han pasado por un gran sufrimiento. Han lavado sus ropas y las blanquearon en la sangre del Cordero.


Samuel contestó: —No pasa nada, solo vengo a ofrecerle un sacrificio al SEÑOR. Purifíquense y vengan conmigo al sacrificio. Samuel purificó a Isaí y a sus hijos y los invitó a reunirse con él para el sacrificio.


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