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Éxodo 11:8 - Biblia Palabra de Dios para Todos

8 Luego todos sus servidores van a venir a arrodillarse ante mí y me dirán: “Váyanse ustedes y llévense a todo su pueblo”. No me iré antes de que eso suceda. Después Moisés se retiró muy enojado de la presencia del faraón.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y descenderán a mí todos estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: Vete, tú y todo el pueblo que está debajo de ti; y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de la presencia de Faraón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Todos los funcionarios de Egipto correrán a buscarme y caerán al suelo ante mí y me suplicarán: “¡Por favor, vete! ¡Apresúrate! Y llévate a todos tus seguidores”. ¡Solo entonces me iré!». Luego Moisés, ardiendo de enojo, salió de la presencia del faraón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Todos tus ministros vendrán a mí, se postrarán delante de mí y me pedirán por favor que nos vayamos, yo y todo el pueblo de Israel. Después de esto, nos iremos. Moisés volvió muy enojado de la presencia de Faraón.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Entonces bajarán a mí todos estos siervos tuyos, y se postrarán ante mí, diciendo: Sal tú y todo el pueblo que sigue tus pasos. Después de esto, partiré. Y con ardor de ira se retiró de la presencia de Faraón.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Entonces todos esos servidores tuyos acudirán a mí y, postrándose ante mí, dirán: 'Sal tú y todo el pueblo que te sigue'. Y después saldré yo'. Y, encendido en cólera, salió Moisés de casa del Faraón.

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Éxodo 11:8
18 Referans Kwoze  

Entonces ellos volvieron con otro mensaje del rey Ben Adad que decía: «Yo destruiré completamente la ciudad de Samaria. Te prometo que no quedará nada de la ciudad, ni siquiera para que mis hombres se lleven una puñada de polvo de recuerdo. ¡Que los dioses me hagan algo peor si no lo cumplo!»


Así que el rey de Israel salió junto con los reyes de Judá y de Edom. Pero como tuvieron que dar un rodeo por el desierto que duró unos siete días, no hubo suficiente agua para el ejército ni para los animales.


Yo me enojé mucho al escuchar la protesta y sus quejas.


SEÑOR, no me corrijas con enojo, no me castigues con furia.


Entonces Moisés le dijo al faraón: —Tienes razón, ¡no volveré a verte!


Reyes serán maestros de tus hijos, y princesas los cuidarán. Se postrarán rostro en tierra ante ti y lamerán el polvo de tus pies. Entonces comprobarás que yo soy el SEÑOR. Los que confíen en mí no saldrán defraudados».


Haré que tus opresores se coman su propia carne y beban su propia sangre como si fuera vino. Entonces todos sabrán que yo soy el SEÑOR, tu Salvador y Libertador, el Dios Todopoderoso de Jacob».


El Espíritu me levantó y me llevó. Así me fui, con espíritu amargado y enardecido, y el SEÑOR se apoderó de mí.


Entonces Nabucodonosor se enfureció mucho con ellos, se le desencajó el rostro por la ira y ordenó calentar el horno siete veces más de lo acostumbrado.


En verdad Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro hombre en la tierra,


Entonces Jesús los miró con enojo y a la vez con mucha tristeza porque eran muy tercos. Luego, Jesús le dijo al hombre: —Extiende la mano. El hombre la extendió y la mano quedó sana.


Luego todas las naciones dirán: “¿Por qué el SEÑOR le hizo esto a esta tierra? ¿Por qué se encendió tanto su furor?”


Ellos estarán débiles por el hambre y destruidos por una terrible enfermedad, una epidemia mortal. Enviaré animales salvajes en su contra, junto con serpientes venenosas.


Por la fe, Moisés salió de Egipto sin temer al enojo del rey. Siguió firme como si estuviera viendo al Dios invisible.


Hay un grupo que pertenece a la sinagoga de Satanás, son unos mentirosos que dicen ser judíos pero en realidad no lo son. Haré que ellos vengan y se arrodillen a tus pies y les haré saber que yo te he amado.


Ya estando en Cedes, Barac reunió a las tribus de Zabulón y Neftalí. En total se reunieron 10 000 hombres que lo acompañaron y Débora también iba con ellos.


Gedeón les dijo a los habitantes de Sucot: —Por favor denles algo de comer a mis hombres, que vienen muy cansados. Venimos persiguiendo a los reyes madianitas Zeba y Zalmuna.


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