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Daniel 6:22 - Biblia Palabra de Dios para Todos

22 Mi Dios envió a su ángel a cerrar la boca de los leones y no me han hecho nada, porque sabe que soy inocente, y tampoco le he hecho a usted, majestad, ningún mal.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Mi Dios envió a su ángel para cerrarles la boca a los leones, a fin de que no me hicieran daño, porque fui declarado inocente ante Dios y no he hecho nada malo en contra de usted, su majestad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Mi Dios me envió a su ángel, quien cerró las fauces de los leones, los que ni siquiera me han tocado porque fui hallado inocente ante él, y ante ti, oh rey, también soy inocente'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Mi Dios ha enviado a su ángel, el cual cerró la boca de los leones para que no me hicieran daño, porque ante Él fui hallado inocente, como también lo fui ante ti, oh rey, pues no te he causado perjuicio alguno.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Daniel contestó al rey: '¡Viva el rey eternamente!

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Daniel 6:22
37 Referans Kwoze  

A mí me sacaron a la fuerza de la tierra de los hebreos, y no hice nada para merecer estar en este hueco.


En mi angustia clamé al SEÑOR, y pedí ayuda a mi Dios. Desde su templo, él escuchó mis lamentos, y oyó mis gritos pidiendo auxilio.


Cuando el viejo profeta encontró el cadáver, el asno y el león estaban todavía parados cerca del cuerpo. El león no se lo había comido ni había herido al asno.


Entonces el SEÑOR mandó a un ángel que aniquiló a todos los soldados, capitanes y comandantes del campamento del rey de Asiria y este se vio obligado a volver a su país, cubierto de vergüenza. Cuando entró al templo de su dios, sus propios hijos lo asesinaron a espada.


Tú eres mi Dios, te agradeceré y alabaré, Dios mío.


SEÑOR, lavo mis manos para mostrarte que soy inocente para poder ir a tu altar.


Pero yo confío en ti SEÑOR; yo digo: «Tú eres mi Dios».


El ángel del SEÑOR monta su campamento alrededor de su gente fiel, y la protege.


SEÑOR, no me abandones. Dios mío, no te quedes lejos de mí.


El SEÑOR Dios brilla sobre nosotros y nos protege; nos bendice con bondad y gloria. El SEÑOR no le niega ninguna bendición al que vive con integridad.


Afortunados los justos que a ellos sí les va a ir bien, porque recibirán la recompensa por su honestidad.


de todas sus angustias. Él mismo los salvó, no un mensajero ni ningún ángel. Los rescató como haría un familiar porque él los amó y les tuvo misericordia. Los llevo entre los brazos tal como lo hacía mucho tiempo atrás.


Entonces Jeremías le dijo al rey Sedequías: —¿En qué he pecado contra Su Majestad, sus siervos y su pueblo para que me encarcele?


Entonces Nabucodonosor dijo: «Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego. Él envió a su ángel para que salvara a sus fieles servidores. Ellos confían tanto en él que desobedecieron la orden del rey y arriesgaron sus vidas, antes que alabar o arrodillarse para adorar otro dios.


Cuando llegó al lugar gritó: —¡Daniel! Tú eres servidor del Dios viviente y siempre estás a su servicio. ¿Tu Dios pudo salvarte de los leones?


El rey se alegró y ordenó que sacaran a Daniel del foso de los leones. Cuando lo sacaron de allí, vieron que no tenía ni un rasguño porque había confiado en su Dios.


Entonces los demás gobernadores y ministros buscaron alguna falta en la administración que hacía Daniel de los asuntos del reino. Pero no encontraron nada malo porque Daniel era un hombre de fiar y no aceptaba sobornos ni era corrupto.


Majestad, los ministros, prefectos, gobernadores de provincias y demás colaboradores tenemos una propuesta. Hemos pensado prohibir durante 30 días que las personas hagan oraciones o peticiones a cualquier dios o persona que no sea el rey. Quien no cumpla esta norma será mandado al foso de los leones.


Pero yo estaré alerta, esperando al SEÑOR. Pacientemente esperaré en Dios mi Salvador; él me escuchará.


entonces nosotros pedimos ayuda al SEÑOR, y él nos escuchó y envió un ángel que nos sacó de Egipto. Ahora estamos en Cades, la ciudad que está en la frontera de tu territorio,


A eso de las tres, Jesús gritó fuerte: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?» que significa: «¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?»


Pedro entendió lo que había pasado y pensó: «Ahora sé que el Señor me envió de verdad a su ángel. Él me salvó de Herodes. El pueblo judío pensó que me iba a ir mal, pero el Señor me salvó».


Por eso siempre trato de hacer lo que creo que es correcto ante Dios y ante la gente.


Anoche Dios, a quien pertenezco y sirvo, envió a un ángel


Estamos orgullosos de esto y lo podemos decir con la conciencia limpia que nos hemos comportado con todo el mundo, y especialmente con ustedes, con toda la sinceridad que viene de Dios. No nos guiamos por la sabiduría humana, sino por el generoso amor de Dios.


Pero el Señor estuvo conmigo y me dio fuerzas para aprovechar al máximo la oportunidad de anunciar el mensaje para que todos los que no son judíos pudieran oír, y así me rescató de la boca del león.


Todos los ángeles no son más que espíritus al servicio de Dios, y son enviados para ayudar a los que recibirán la salvación.


Por la fe, todos ellos conquistaron reinos, hicieron justicia y Dios los ayudó de la manera que les prometió. Por la fe, cerraron la boca de leones,


El SEÑOR me salvó del león y del oso, y también me salvará de este filisteo. Saúl le dijo a David: —Ve y que el SEÑOR te acompañe.


También le dijo: —Señor mío, ¿por qué me persigue? ¿Qué mal le he hecho yo? ¿De qué se me acusa?


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