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Daniel 2:11 - Biblia Palabra de Dios para Todos

11 Lo que el rey está pidiendo es muy complicado y difícil, solo los dioses podrían revelar un sueño de otra persona y decir su significado. Pero los dioses no viven con los humanos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Porque el asunto que el rey demanda es difícil, y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Es imposible cumplir con lo que el rey exige. Nadie, excepto los dioses, puede contar al rey su sueño, pero los dioses no habitan entre los hombres.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 El rey pide demasiado; sólo los dioses pueden satisfacer esa exigencia del rey, pero ellos no se encuentran en el mundo de los mortales'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Porque el asunto que el rey demanda es cosa ardua, y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses, cuya morada no está con la carne.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Lo que el rey pide es tan difícil que nadie se lo puede descubrir al rey, salvo los dioses, cuya morada no está entre los hombres'.

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Daniel 2:11
25 Referans Kwoze  

Entonces el faraón le dijo a José: —Como Dios te ha mostrado todo esto a ti, no existe nadie más sabio e inteligente que tú.


A la mañana siguiente estaba preocupado, así que mandó llamar a los magos y a los sabios de Egipto, y les contó su sueño, pero ninguno de ellos se lo pudo interpretar.


»Pero ¿en realidad puede vivir Dios en la tierra? Si ni los cielos más profundos pueden contenerte, entonces ¿cómo será adecuado para ti este templo que he hecho construir?


»Pero ¿en realidad puede vivir Dios con la humanidad en la tierra? Si ni los cielos más profundos te dan abasto, entonces ¿cómo será adecuado para ti este templo que he hecho construir?


«Este será mi lugar para siempre; he decidido poner mi trono en este sitio.


Tú subiste a lo alto, llevando cautivos a los prisioneros. Allí recibiste ofrendas de los seres humanos, incluso de los que se habían rebelado contra ti, SEÑOR Dios.


Me voy a quedar en el pueblo de Israel y voy a ser su Dios.


Los magos dijeron: «Esto es obra de Dios». Pero el faraón se puso terco y no los quiso escuchar, tal como el SEÑOR había dicho.


»Sigue en tus brujerías y magia, que es lo que has estado haciendo desde que eras joven. A lo mejor te resulten, quizás te fortalezcan.


Porque esto es lo que dice el Altísimo, el que vive eternamente y tiene el nombre santo: «Yo vivo en lo alto y santo, pero vivo también con el que tiene su espíritu abatido y humillado. Le daré nueva vida al de espíritu humilde, y reviviré al abatido.


Miren, aquí estoy yo con los hijos que me ha dado el SEÑOR. Somos señales y símbolos para Israel, de parte del SEÑOR Todopoderoso que vive en el monte Sion.


Yo, Nabucodonosor, estaba descansando tranquilo en mi palacio,


En tu reino hay un hombre que tiene el espíritu de los santos dioses. Cuando tu padre era rey, ese hombre demostró que tenía gran inteligencia y sabiduría. Era la sabiduría de los dioses. Tu padre, el rey Nabucodonosor, lo nombró jefe de todos los adivinos, hechiceros, magos y caldeos.


No perdonaré a quienes derramaron la sangre de mi pueblo; no quedarán sin castigo». Y el SEÑOR habitará en Sion para siempre.


No contaminarán el territorio que habitan porque es la tierra donde vivo, porque yo, el SEÑOR, habito entre los israelitas».


Jesús los miró y les dijo: —Es imposible para los hombres, pero para Dios no hay nada imposible.


La Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros, lleno de generoso amor y verdad. Vimos su esplendor, ese esplendor que pertenece al Hijo único del Padre.


El Consejero es el Espíritu de la verdad. El mundo no lo puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes lo conocen porque vive con ustedes y estará en ustedes.


Jesús le contestó: —El que me ama, obedecerá mis enseñanzas. Mi Padre lo amará, vendré a él y viviremos con él.


El templo de Dios no puede tener ningún pacto con los ídolos y nosotros somos el templo del Dios viviente. Así como Dios dijo: «Viviré y caminaré con ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo».


Oí una fuerte voz del cielo que decía: «Ahora, el hogar de Dios está con los seres humanos y él vivirá con ellos. Serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios.


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