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Apocalipsis 6:11 - Biblia Palabra de Dios para Todos

11 Cada uno recibió una vestidura blanca y se les dijo que esperaran un poco más porque aun había algunos hermanos y siervos de Cristo que debían ser asesinados como habían sido asesinados ellos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Entonces a cada uno de ellos se le dio una túnica blanca, y se les dijo que descansaran un poco más hasta que se completara el número de sus hermanos, los consiervos de Jesús que se unirían a ellos después de morir como mártires.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Entonces se les dio a cada uno un vestido blanco y se les dijo que esperaran todavía un poco, hasta que se completara el número de sus hermanos y compañeros de servicio, que iban a ser muertos como ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y a cada uno le fue dada una túnica blanca, y les fue dicho que descansaran aún un poco de tiempo, hasta que se completara el número° de sus consiervos, el de sus hermanos que debían ser asesinados también como ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Se les dio a cada uno una túnica blanca y se les dijo que estuvieran tranquilos todavía un poco de tiempo, hasta que se completase el número de sus consiervos y de sus hermanos, que serían asesinados igual que ellos.

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Apocalipsis 6:11
19 Referans Kwoze  

Daniel, ahora sigue tu camino hasta el final. Descansarás y luego, en los últimos días, te levantarás para recibir tu recompensa».


»El hermano traicionará y entregará a la muerte al hermano. El papá entregará a la muerte al hijo. Los hijos se pondrán en contra de los padres y los matarán.


Pero el padre les dijo a sus siervos: “¡Apresúrense! Vístanlo con la mejor ropa. También pónganle un anillo y sandalias.


Ellos los expulsarán de la sinagoga, de hecho, va a llegar el día en que todo el que mate a uno de ustedes pensará que está sirviendo a Dios.


No me importa mi propia vida. Lo más importante es que yo termine el trabajo que el Señor Jesús me dio: dar testimonio de las buenas noticias acerca del generoso amor de Dios.


Por otra parte, a ustedes que ahora están sufriendo, les dará paz junto a nosotros cuando con fuego ardiente el Señor Jesús sea revelado junto con sus ángeles poderosos.


Me fue bien en la competencia: he peleado bien, he terminado la carrera y no he perdido la fe.


Dios tenía planeado algo mejor para nosotros. Él quería perfeccionarlos también a ellos, pero solamente junto con nosotros.


también están reunidos los primogénitos de Dios, cuyos nombres están escritos en el cielo. Ustedes han llegado a donde está Dios, el juez de todos, y a donde están los espíritus que fueron aprobados y perfeccionados por él.


Dios reposó después de que terminó su trabajo, y el que entre a disfrutar del reposo de Dios será aquel que también haya terminado su trabajo.


y juró por el que vive para siempre, el Creador del cielo, de la tierra, del mar y de todo lo que hay en ellos, diciendo: «No habrá más espera».


La segunda bestia había recibido el poder de darle vida a la imagen de la primera, para que así pudiera no solamente hablar, sino también mandar matar a todos los que no la adoraban.


Entonces oí una voz del cielo que decía: «Escribe esto: “Afortunados los que a partir de este momento mueran unidos al Señor”». El Espíritu dice: «Sí, eso es cierto, ahora ellos descansarán de su trabajo, pues sus obras los acompañarán».


Observé que la mujer estaba borracha, pues se había embriagado con la sangre del pueblo santo de Dios y de los que murieron por testificar de su fe en Jesús. Cuando vi a la mujer, me asombré.


Yo le respondí: —Usted lo sabe, señor. Entonces me dijo: —Son los que han pasado por un gran sufrimiento. Han lavado sus ropas y las blanquearon en la sangre del Cordero.


Después de escuchar esto vi una gran multitud delante de mí. Había gente de todas las naciones, familias, razas y lenguas, y era imposible contarlos. Estaban de pie, vestidos de blanco ante el trono y ante el Cordero y tenían ramas de palma en las manos.


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