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Apocalipsis 16:6 - Biblia Palabra de Dios para Todos

6 Ellos derramaron la sangre de tu pueblo santo y de tus profetas. Ahora les diste sangre para que bebieran. Eso es lo que merecen».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Como derramaron la sangre de tu pueblo santo y de tus profetas, tú les has dado a beber sangre. Es su justa recompensa».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 pues ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, y tú les has dado a beber sangre. Bien se lo merecían.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Porque ellos derramaron sangre de santos y profetas, también Tú les has dado a beber sangre: ¡lo merecen!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Porque derramaron sangre de santos y de profetas, sangre les has dado a beber. Bien se lo merecen'.

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Apocalipsis 16:6
25 Referans Kwoze  

Él mató a mucha gente inocente y llenó a Jerusalén con su sangre. El SEÑOR no quiso perdonar estos pecados.


ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,


Esto dice el SEÑOR: Ahora te vas a dar cuenta de que yo soy el SEÑOR. Con el bastón que tengo en mi mano voy a tocar el agua del Nilo y se convertirá en sangre.


Haré que tus opresores se coman su propia carne y beban su propia sangre como si fuera vino. Entonces todos sabrán que yo soy el SEÑOR, tu Salvador y Libertador, el Dios Todopoderoso de Jacob».


»No sirvió de nada haber castigado a tus hijos, no aprendieron la lección que les di. Como un feroz león ustedes devoraron a espada a sus profetas.


Los sacerdotes y los profetas les dijeron a los jefes y a todo el pueblo: «Este hombre debe ser sentenciado a muerte porque con nuestros propios oídos hemos escuchado que ha profetizado en contra de esta ciudad».


Los jefes y todo el pueblo les dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no debe ser sentenciado a muerte porque nos ha hablado en nombre del SEÑOR nuestro Dios».


A causa de los pecados de sus profetas y los crímenes de sus sacerdotes, se derramó dentro de Jerusalén la sangre de gente justa.


Empaparé la tierra seca con tu sangre, con ella llenaré los valles hasta las cimas de las montañas.


Porque se les juzgará de la misma manera que ustedes juzguen a los demás. Con la misma medida que ustedes midan a los demás, Dios los medirá a ustedes.


Pero el siervo que no sabe lo que el patrón quiere y hace algo que merece ser castigado, recibirá menos golpes. Se espera más del que se le ha dado más. El que tiene más privilegios, tendrá más responsabilidad.


¿Qué creen que le pasará al que desprecia al Hijo de Dios? Es seguro que recibirá mayor castigo por considerar la sangre de Cristo una porquería. Esa sangre que estableció el nuevo pacto lo había purificado de sus pecados. Por eso recibirá un castigo peor por insultar al Espíritu que nos muestra el generoso amor de Dios.


Los que no creen en ti se enojaron, pero ahora ha llegado el momento de tu ira. Ahora es el momento de juzgar a los muertos. Es el momento de recompensar a tus siervos los profetas, y de recompensar a tu pueblo santo, a los que te respetan, tanto grandes como pequeños. ¡Es tiempo de destruir a los que destruyen la tierra!»


«Quien deba estar preso, preso estará. Quien deba morir a espada, a espada morirá». Esto significa que el pueblo santo de Dios debe tener paciencia y fe.


La segunda bestia había recibido el poder de darle vida a la imagen de la primera, para que así pudiera no solamente hablar, sino también mandar matar a todos los que no la adoraban.


¡Oh, cielo, alégrate! ¡Alégrense el pueblo de Dios, junto con los apóstoles y profetas porque Dios castigó a la ciudad de Babilonia por todo lo que les hizo a ustedes!»


Babilonia fue la culpable de la muerte de los profetas y del pueblo de Dios, y de todos los que fueron asesinados en la tierra».


Sus juicios son correctos y justos. Él castigó a la gran prostituta que corrompió al mundo con su pecado sexual. Dios castigó a la prostituta para cobrarle la muerte de sus siervos».


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