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Apocalipsis 13:16 - Biblia Palabra de Dios para Todos

16 La segunda bestia también obligó a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, a llevar una marca en la mano derecha o en la frente.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Además exigió que a todos —pequeños y grandes; ricos y pobres; libres y esclavos— se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Hace, pues, que todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se pongan una marca en la mano derecha o en la frente;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Y hace que a todos, a pequeños y grandes, a ricos y pobres, a libres y esclavos, les pongan una marca en su mano derecha o en su frente,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Ordena que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente

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Apocalipsis 13:16
26 Referans Kwoze  

También decidieron que todo aquel que no siguiera al SEÑOR Dios de Israel tendría que morir, fuera grande o pequeño, hombre o mujer.


Pero Dios no tiene preferencias con los príncipes. Dios no ayuda al rico contra el pobre. Porque Dios los creó a ambos.


Bendecirá a todo el que respeta al SEÑOR, desde el más pequeño hasta el más grande.


pobres y ricos, poderosos y humildes.


Y esto te hará recordar, como si tuvieras una marca en la mano o en la frente, que debes hablar de la ley del SEÑOR, pues para sacarte de Egipto el SEÑOR usó su poder.


El SEÑOR le dijo: «Ve por toda la ciudad de Jerusalén y coloca una señal en la frente de todos los que giman y se lamenten por todas las atrocidades que se están cometiendo».


Y si alguien les pregunta: “¿Qué son esos moretones que tienes en los hombros?”, ellos responderán: “En la casa de unos amigos algo ocurrió”».


Hasta el día de hoy Dios me ha ayudado. Así que aquí me encuentro dando testimonio tanto a los poderosos como a los humildes. Lo que afirmo no es nada diferente de lo que Moisés y los profetas dijeron que iba a suceder


ya sea judíos o no, esclavos o libres, todos hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar parte de un solo cuerpo; a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu.


Todos son uno en Jesucristo, no importa si son judíos o no, esclavos o libres, hombres o mujeres.


Por lo demás, les pido que no me causen más sufrimientos, porque tengo cicatrices en mi cuerpo que muestran que pertenezco a Jesús.


Recuerden que cuando uno hace algo bueno, recibe recompensa del Señor, no importa si uno es esclavo o es libre.


Por tanto, tengan siempre presentes mis mandamientos y átenlos en sus manos como recordatorio y llévenlos en sus frentes como una marca.


Escríbelos y átalos en tu brazo como un recordatorio y llévalos como cinta en tu frente.


En esta nueva vida ya no importa si uno es judío o no, circuncidado o no, culto o ignorante, esclavo o libre. Cristo está en todos nosotros y él es lo único que importa.


Ellos están en contra de la verdad, como Janes y Jambres, quienes estaban en contra de Moisés. Tienen mentes retorcidas y han fracasado en la fe.


Los que no creen en ti se enojaron, pero ahora ha llegado el momento de tu ira. Ahora es el momento de juzgar a los muertos. Es el momento de recompensar a tus siervos los profetas, y de recompensar a tu pueblo santo, a los que te respetan, tanto grandes como pequeños. ¡Es tiempo de destruir a los que destruyen la tierra!»


Había como un mar de vidrio mezclado con fuego y junto al mar vi a los que estaban venciendo a la bestia y a su imagen, aquella bestia cuyo nombre se representa por un número. Ellos tenían las arpas que Dios les había dado.


Así ustedes podrán comerse los cuerpos de los reyes, los generales y los hombres famosos. Vengan a comer los cuerpos de los caballos y de sus jinetes y los cuerpos de toda la gente, esclavos y libres, grandes y pequeños».


Fueron capturados la bestia y el falso profeta que había hecho milagros delante de ella. Con esos milagros quería engañar a los que tenían la marca de la bestia y adoraban su imagen. La bestia y el falso profeta fueron arrojados vivos al lago de fuego donde arde el azufre.


Luego, salió una voz del trono que decía: «Alaben a nuestro Dios todos ustedes los que le sirven. Alábenlo todos los que lo respetan, tanto grandes como pequeños».


Vi enfrente del trono a los muertos, grandes y pequeños. El libro de la vida estaba abierto junto con otros libros. Los muertos fueron juzgados por sus obras, las cuales estaban escritas en los libros.


Después vi unos tronos y los que estaban sentados en ellos habían recibido el poder de juzgar. También vi a las almas de los que habían sido decapitados por dar testimonio sobre Jesús y anunciar el mensaje de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no habían recibido la marca de la bestia ni en su frente ni en la mano. Ellos volvieron a vivir y reinaron con Cristo durante mil años.


La gente se escondió en cuevas y detrás de las rocas de las montañas. Todos se escondieron: reyes, gobernantes, generales; ricos y poderosos, esclavos y libres.


Les decía: «¡Todavía no hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que les pongamos una señal en la frente a todos los que sirven a nuestro Dios!»


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