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2 Samuel 21:22 - Biblia Palabra de Dios para Todos

22 David y sus hombres mataron a esos cuatro soldados consagrados al dios Rafá de Gat.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Estos cuatro filisteos eran descendientes de los gigantes de Gat, pero David y sus guerreros los mataron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Los cuatro eran hombres de Gat descendientes de Rafá. Fueron muertos por las manos de David y de sus guardias.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Estos cuatro eran hijos de Rafah en Gat, y cayeron por la mano de David, y por la mano de sus siervos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Estos cuatro hombres eran descendientes de Rafá, de Gat; pero cayeron a manos de David y de sus servidores.

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2 Samuel 21:22
11 Referans Kwoze  

Entonces Isbibenob, uno de los soldados consagrados al dios Rafá, pensó matar a David. Tenía una espada nueva y la punta de su lanza pesaba más de 3 kilos.


Este hombre se puso a desafiar a los israelitas y a burlarse de ellos, por lo cual Jonatán hijo de Simá, que era hermano de David, lo mató.


David y sus hombres mataron a esos soldados descendientes de los gigantes.


Con Dios conseguiremos la victoria; ¡él pisoteará a nuestros enemigos!»


Se escuchan los cantos de victoria y alegría en los hogares de los justos. La mano del SEÑOR ejerce el poder.


Con Dios conseguiremos la victoria; él pisoteará a nuestros enemigos.


También fui testigo de otras injusticias que tiene esta vida: el que corre más rápido no siempre gana la carrera; el ejército más poderoso no siempre gana la batalla; el más sabio no siempre consigue dejar de ser pobre; el más astuto no siempre consigue hacerse rico y una persona educada no siempre recibe la recompensa que merece. Todos tienen sus buenos y malos tiempos.


Esto dice el SEÑOR: «Que el sabio no haga alarde de su sabiduría, ni el fuerte de su fuerza, ni el rico de su riqueza.


¿Qué podemos decir de todo esto? Si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros.


Más bien, en todo esto salimos más que victoriosos por medio de Dios quien nos amó.


Así que ahora, dame la región montañosa que el SEÑOR me prometió ese día. Tú escuchaste ese día que los anaquitas estaban allí con sus ciudades grandes y fortificadas. Si el SEÑOR va a estar conmigo, entonces yo los expulsaré, como el SEÑOR prometió».


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