La mujer le dijo: —Invoque Su Majestad el nombre del SEÑOR su Dios para que no me molesten más y no deje que castiguen a mi hijo por la muerte de su hermano, que no muera también este otro hijo. David dijo: —Tan cierto como que el SEÑOR vive que no tocarán ni un solo cabello de la cabeza de tu hijo.
Entonces el rey le dijo: —Muy bien, en este momento te entrego todo lo que perteneció a Mefiboset. Siba dijo: —Me postro a los pies de Su Majestad y espero siempre contar con su favor.