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2 Corintios 7:1 - Biblia Palabra de Dios para Todos

1 Estimados hermanos, nosotros tenemos esas promesas de Dios. Entonces purifiquémonos alejándonos de cualquier cosa que contamine nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Dediquemos nuestra vida por completo a Dios, mostrando el respeto que le tenemos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Queridos amigos, dado que tenemos estas promesas, limpiémonos de todo lo que pueda contaminar nuestro cuerpo o espíritu. Y procuremos alcanzar una completa santidad porque tememos a Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Teniendo, pues, tales promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de toda mancha del cuerpo y del espíritu, haciendo realidad la obra de nuestra santificación en el temor de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Así que, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Teniendo, pues, la posesión de tales promesas, purifiquémonos de todo lo que pueda manchar la carne o el espíritu y completemos nuestra santificación en el temor de Dios.

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2 Corintios 7:1
48 Referans Kwoze  

Josafat les dio esta orden: «Actúen con el debido respeto al SEÑOR, con fidelidad y con integridad.


¿Cómo puede el joven llevar una vida pura? Siguiendo tus enseñanzas.


El mandato de respetar al SEÑOR es puro; permanece para siempre. Las decisiones del SEÑOR son siempre justas; absolutamente correctas.


Dios mío, crea en mí un corazón limpio. Una vez más quiero ser fiel en mí espíritu.


El fiel amor y la lealtad remediarán tus pecados; respeta al SEÑOR y estarás lejos del mal.


¿Quién se atreve a decir: «He hecho siempre lo correcto, nunca he pecado»?


Hay quienes se creen buenos, pero en realidad son perversos.


El que respeta al SEÑOR, rechaza el mal. Yo detesto el orgullo y la arrogancia, los malos caminos y la boca que dice mentiras.


No se dejen dominar del mal genio ni permitan que los deseos de su cuerpo los hagan pecar. Los peores errores los comete uno cuando está joven.


Límpiense y purifíquense, quiten sus maldades de mi vista, dejen de hacer el mal


Que el perverso deje de hacer el mal y el inicuo deje sus malos pensamientos. Que se vuelvan al SEÑOR, y así él tendrá compasión de ellos. Que se vuelvan a nuestro Dios, porque él es generoso para perdonarlos.


Yo lo he visto todo, tus infidelidades, tus relinchos, la vergüenza de tu prostitución en las colinas y tus horribles pecados en los campos. ¡Pobre de ti, Jerusalén! ¿Cuánto tiempo seguirás siendo impura?»


Jerusalén, limpia todo el mal de tu corazón, para que puedas ser salva. ¿Cuánto tiempo más darás cabida en tu cabeza a pensamientos perversos?


Pero si el moho desaparece cuando se lave la tela o el cuero, el artículo deberá ser lavado de nuevo y quedará puro».


»Decidan si el árbol es bueno y el fruto es bueno, o si el árbol es malo y el fruto es malo. El árbol se conoce por sus frutos.


Por eso su amor debe crecer cada vez más hasta que tengan el completo amor que tiene su Padre en el cielo.


Afortunados los que tienen corazón puro, porque ellos verán a Dios.


Así que la iglesia disfrutó de paz por toda Judea, Galilea y Samaria. Se fortalecía y progresaba, viviendo de una manera que mostraba mucho respeto por el Señor. La iglesia crecía animada por el Espíritu Santo.


La ley llegó para que el pecado aumentara, pero cuanto más aumentó el pecado, aumentó aun más el generoso amor de Dios.


porque Dios los ha comprado por un precio. Así que, con su cuerpo, honren a Dios.


No importa cuántas promesas haya hecho Dios, Cristo siempre ha sido el «sí» de todas ellas. Por eso, por medio de Jesucristo, cuando alabamos a Dios decimos: «Así sea».


Todos nosotros vivíamos así antes. Nuestra forma de vida era complacer los deseos perversos de nuestra naturaleza carnal. Hacíamos cualquier cosa que la naturaleza carnal deseara o que la mente pudiera imaginar. Tal como los demás, éramos niños que por instinto esperan el castigo de un padre furioso.


Todo esto lo pedimos para que él los fortalezca interiormente y para que sean santos ante Dios nuestro Padre. De esa manera estarán preparados cuando nuestro Señor Jesús regrese de nuevo con todo su pueblo santo.


Dios nos ha llamado para ser puros, no para que vivamos en el pecado.


Nosotros oramos para que Dios mismo, el Dios de paz, los purifique completamente para que pertenezcan solo a él. Oramos para que todo tu ser, tu espíritu, alma y cuerpo, se mantengan libres de culpa cuando venga nuestro Señor Jesucristo.


también están reunidos los primogénitos de Dios, cuyos nombres están escritos en el cielo. Ustedes han llegado a donde está Dios, el juez de todos, y a donde están los espíritus que fueron aprobados y perfeccionados por él.


Nosotros estamos recibiendo un reino que nadie puede hacer tambalear. Por eso seamos agradecidos y adoremos a Dios de la manera que a él le agrada. Hagámoslo con respeto y con temor,


Así que debemos tener mucho cuidado porque, aunque todavía está vigente la promesa que Dios le dio a ese pueblo de entrar a disfrutar del reposo de Dios, puede ser que algunos de ustedes no entren allí.


Estimados hermanos, lo que acabamos de decir es duro, pero estamos convencidos de que ustedes son como tierra buena donde se cultiva la salvación.


Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Quiten el pecado de su vida pecadores. Concentren su mente en Dios, ustedes que quieren seguir a Dios y al mundo.


Más bien, sean santos en todo lo que hacen, porque Dios, quien los llamó, es santo.


Ustedes oran a Dios y lo llaman «Padre», y él juzga a todos por igual según lo que hacen. Por eso deben mostrarle respeto en todo lo que hagan durante el tiempo que estén de paso por este mundo.


Obedeciendo la verdad se han purificado y pueden amar sinceramente a sus hermanos. Ámense los unos a los otros de todo corazón.


Estimados hermanos, ustedes son como exiliados y refugiados en esta sociedad. Por eso les ruego que luchen para no complacer aquellos deseos humanos que van en contra de su nueva vida.


pero Dios, quien los llamó para compartir su gloria eterna en Jesucristo, les mostrará todo su generoso amor. Sufrirán por un tiempo, pero después Dios los sanará, los fortalecerá, los apoyará y evitará que caigan.


Pero si continuamos viviendo en la luz como Dios vive en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, continúa purificándonos de todo pecado.


pero si confesamos nuestros pecados, Dios nos perdonará. Él es fiel y justo para limpiarnos de toda maldad.


Y todo el que tenga esta esperanza puesta en él, se purifica a sí mismo, así como Cristo es puro.


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