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2 Corintios 1:19 - Biblia Palabra de Dios para Todos

19 Jesucristo, el Hijo de Dios, de quien les hemos hablado Silas, Timoteo y yo, no era «sí» y «no» a la vez. Por el contrario, Cristo siempre ha sido el «sí».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

19 Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Pues Jesucristo, el Hijo de Dios, no titubea entre el «sí» y el «no». Él es aquel de quien Silas, Timoteo y yo les predicamos, y siendo el «sí» definitivo de Dios, él siempre hace lo que dice.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 al igual que el Hijo de Dios, Cristo Jesús, al que tanto yo como Silvano y Timoteo predicamos, no fue sí y no; en él no hubo más que un sí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Porque el Hijo de Dios, Jesús el Mesías, que por nosotros fue predicado entre vosotros; por mí, por Silvano y Timoteo,° no fue sí y no; sino que ha sido sí en Él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Porque el Hijo de Dios, Cristo Jesús, que nosotros, Silvano, Timoteo y yo, proclamamos entre vosotros, no fue sí y no, sino que en él se realizó el sí.

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2 Corintios 1:19
43 Referans Kwoze  

Y el rey elegido dice: Déjenme explicarles el decreto del SEÑOR. Él me dijo: «Tú eres mi hijo. ¡Hoy me he convertido en tu padre!


Dios le dijo: —Yo soy el que soy. Dile esto al pueblo de Israel: “Yo soy me mandó a ustedes”.


Mientras Pedro hablaba, una nube brillante los envolvió y desde la nube se escuchó una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado con el que estoy muy contento. ¡Escúchenlo!»


El cielo y la tierra no durarán para siempre, pero mis palabras sí.


y diciendo: —Tú que ibas a destruir el templo y reconstruirlo en tres días, ¡sálvate a ti mismo! Si eres el Hijo de Dios, entonces bájate de esa cruz.


El capitán y los que estaban cuidando el cuerpo de Jesús vieron el terremoto y todo lo que pasó, se asustaron mucho y dijeron: —Este hombre sí era el Hijo de Dios.


Una voz desde los cielos decía: «Este es mi hijo amado con quien estoy muy contento».


Entonces el diablo vino para ponerlo a prueba y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, diles a estas piedras que se conviertan en pan.


Esta es la buena noticia sobre Jesús el Mesías, el Hijo de Dios. Empieza


El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso al niño santo que va a nacer se le llamará Hijo de Dios.


Lo he visto y por eso doy testimonio de que este es el Hijo de Dios».


Natanael respondió: —Maestro, ¡Tú eres el Hijo de Dios, el rey de Israel! Jesús contestó:


Los líderes judíos le contestaron: —Tenemos una ley y según la ley él debe morir porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios.


Tomás le contestó: —¡Mi Señor y mi Dios!


Sin embargo, estas se escribieron para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengan vida por medio de él.


»Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.


Confiamos en ti y sabemos que eres el Santo de Dios.


Jesús les dijo: —Les digo la verdad: antes de que Abraham naciera, Yo Soy.


Entonces los apóstoles, los ancianos líderes y toda la iglesia eligieron algunos hombres para que fueran a Antioquía junto con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, al que le decían Barsabás, y a Silas, a quienes respetaban mucho.


Pablo fue a las ciudades de Derbe y Listra. Un seguidor llamado Timoteo vivía allí. La mamá era judía creyente pero el papá era griego.


Cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba dedicado completamente a anunciar el mensaje a los judíos. Les demostraba que Jesús es el Mesías.


Mientras viajaban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y el funcionario dijo: —Mira, aquí hay agua; ¿qué me impide ser bautizado?


Enseguida entró en las sinagogas a proclamar que Jesús es el Hijo de Dios.


Cordial saludo a la iglesia de Dios que está en Corinto y a todo el pueblo santo de la provincia de Acaya, de parte de Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y de Timoteo, nuestro hermano.


Estimados hermanos de la iglesia que pertenece a Dios Padre y al Señor Jesucristo, en la ciudad de Tesalónica: Un cordial saludo de Pablo, Silvano y Timoteo. Que la paz y las bendiciones de Dios estén con ustedes.


Estimados hermanos de la iglesia de Tesalónica que pertenece a Dios Padre y del Señor Jesucristo: Un cordial saludo de Pablo, Silvano y Timoteo.


En ella se basa nuestra vida dedicada a Dios. Sin lugar a dudas, qué grande es esa verdad que no se nos reveló sino hasta ahora: Cristo se dio a conocer en cuerpo humano, lo que enseñó fue comprobado por el Espíritu y luego él fue presentado a los ángeles. Fue anunciado a las naciones, gente de todo el mundo creyó en él, y nuevamente recibió el honor que antes tenía.


Todo esto desaparecerá, pero tú permanecerás. Todo se desgastará como la ropa.


Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.


Le llevará esta breve carta Silas, a quien considero un hermano fiel en Cristo. La escribí para darles ánimo y asegurarles que también la situación en que se encuentran ahora muestra en realidad el generoso amor de Dios. Manténganse fieles a ese generoso amor.


Él recibió honor y gloria cuando escuchó la voz de Dios Padre, el grandioso y glorioso, diciendo: «Este es mi Hijo amado, estoy muy contento con él».


Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que tengan compañerismo con nosotros, así como nosotros tenemos compañerismo con el Padre y con su Hijo, Jesucristo.


También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado el entendimiento para conocer al único Dios verdadero. Nosotros lo conocemos, pues estamos en su Hijo Jesucristo. Él es el verdadero Dios y la vida eterna.


Todo aquel que vaya más allá de la enseñanza acerca de Cristo y la abandone, no tiene a Dios, pero el que viva de acuerdo a ella, tiene al Padre y al Hijo.


que decía: «Escribe en un libro lo que veas y envíaselo a las siete iglesias: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».


Al verlo, caí a sus pies como muerto. Luego, él puso su mano derecha sobre mí y dijo: «No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último.


El Señor Dios dice: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es y era y viene. Soy el Todopoderoso».


»Escribe esto al ángel de la iglesia de Tiatira: »Esto dice el Hijo de Dios, cuyos ojos son como una llama de fuego y cuyos pies son como bronce fino:


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