1 Samuel 30:12 - Biblia Palabra de Dios para Todos
12 y además un pedazo de masa de higos y dos racimos de uvas pasas, pues tenía tres días y tres noches de no probar bocado. En cuanto comió, recobró las fuerzas.
12 Le dieron también un pedazo de masa de higos secos y dos racimos de pasas. Y luego que comió, volvió en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches.
12 También le dieron parte de un pastel de higos y dos racimos de pasas, porque no había comido ni bebido nada durante tres días y tres noches. Al poco tiempo recobró sus fuerzas.
12 Además le dieron un trozo de torta de higos y dos racimos de pasas; después que comió recuperó sus sentidos, porque no había comido ni bebido hacía tres días y tres noches.
12 y le dieron un trozo de torta de higos secos y dos racimos de uvas pasas. Y cuando él hubo comido le volvió el aliento, pues no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches.
12 Diéronle, además, un trozo de torta de higos secos y dos racimos de pasas. Comió y se reanimó, pues no había comido pan ni bebido agua desde hacía tres días y tres noches.
«Mardoqueo, reúne a todos los judíos de Susa y pídeles que ayunen por mí. No coman ni beban nada durante tres días y tres noches. Yo ayunaré como ustedes, y mis criadas también lo harán. Después de que ayunemos, iré a ver al rey. Sé que hacer esto va en contra de la ley pero de cualquier forma lo haré. ¡Si he de morir, que muera!»
Toda la población de Jerusalén llora amargamente mientras busca algo qué comer. Están entregando sus tesoros a cambio de comida, para poder seguir con vida. ¡SEÑOR, mira y date cuenta de lo abatida que estoy!
Había un hoyo en Lehí y Dios hizo que del hoyo brotara agua. Sansón bebió y recuperó su fuerza. Ese lugar se llamó «Manantial del que pidió ayuda» y todavía existe en Lehí.
En cuanto a Jonatán, él no sabía nada de la promesa. No había oído cuando su papá forzó al pueblo a hacer dicha promesa. Así que tomó un poco de miel con la punta de una vara que traía en la mano y en cuanto la probó se sintió mejor.
David le preguntó al egipcio: —¿A quién perteneces? ¿De dónde vienes? El egipcio contestó: —Soy egipcio, esclavo de un amalecita. Hace tres días me enfermé, y mi amo me abandonó.