Entonces Rizpa hija de Ayá tomó una tela de luto y la puso sobre la roca. Allí se quedó la tela desde que empezó la cosecha hasta que llegaron las lluvias. Rizpa vigilaba los cuerpos día y noche. De día, no dejaba que se acercaran las aves de rapiña y de noche no dejaba que se acercaran los animales salvajes.
A todos ellos los entregaré en manos de sus enemigos y de aquellos que quieren matarlos. Su cuerpo será la comida de las aves del cielo y de los animales de la tierra.
«Hijo de hombre, dile al rey de Tiro que el Señor DIOS dice: »Te has llenado de arrogancia y has dicho que eres un dios, que has llegado a ocupar el trono de los dioses en alta mar. Pero no eres dios, sino tan solo un ser humano, aunque te consideres tan inteligente como un dios.
Hoy mismo el SEÑOR no te dará escapatoria. Hoy te mataré y te cortaré la cabeza. Daré tu cadáver a los animales salvajes y a las aves de rapiña. Y lo mismo haremos con todos los demás filisteos, y todos sabrán que hay un Dios en Israel.