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Mateo 8:2 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

2 En esto se le acercó un leproso, que se puso de rodillas delante de él y le dijo: - Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 De repente, un hombre con lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor —dijo el hombre—, si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Un leproso se acercó, se arrodilló delante de él y le dijo: 'Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y he aquí un leproso, se acercó, y se postraba ante Él diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 En esto, se le acercó un leproso y se postró delante de él, diciéndole: 'Señor, si quieres, puedes dejarme limpio'.

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Mateo 8:2
37 Referans Kwoze  

Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad de su enfermedad a los leprosos, expulsad a los demonios. Pero hacedlo todo gratuitamente, puesto que gratis recibisteis el poder.


Y, a causa de la falta de fe de aquella gente, no hizo allí muchos milagros.


Y los que estaban a bordo adoraron a Jesús, exclamando: - ¡Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios!


Pero la mujer, poniéndose de rodillas delante de Jesús, le suplicó: -¡Señor, ayúdame!


El siervo cayó de rodillas delante de su amo, suplicándole:'Ten paciencia conmigo, que yo te lo pagaré todo.'


entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre. Entonces cayeron de rodillas ante él y, sacando los tesoros que llevaban consigo, le ofrecieron oro, incienso y mirra.


Por entonces se presentó a Jesús la madre de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, con ellos dos, y se puso de rodillas con intención de pedirle algo.


Estaba Jesús en Betania, sentado a la mesa de un tal Simón, a quien llamaban el leproso, cuando una mujer que llevaba un perfume muy caro en un frasco de alabastro se acercó a él y vertió el perfume sobre su cabeza.


Allí encontraron a Jesús y le adoraron, aunque algunos todavía dudaban.


En esto, Jesús les salió al encuentro y las saludó; ellas se arrodillaron delante de él y le abrazaron los pies.


le dijo: - Yo te daré todo esto si te arrodillas ante mí y me adoras.


Al bajar Jesús del monte, le seguía mucha gente.


Los discípulos se acercaron a él y le despertaron, diciendo:- ¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo!


Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se le acercó un dignatario, que, arrodillándose delante de él, le dijo: - Mi hija acaba de morir; pero, si tú vienes y pones tu mano sobre ella, vivirá otra vez.


Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado de su lepra, sino Naamán el sirio.


Entonces aquel hombre dijo: - Creo, Señor. Y se postró ante él.


- De ninguna manera, Señor - respondió Pedro -. Jamás he comido nada impuro o contaminado.


Cuando llegó Pedro, salió a recibirle y se postró a sus pies en actitud de adoración.


Concretando, hermanos: cuando os reunís, no hay inconveniente en que uno cante, otro enseñe, otro comunique una revelación, otro hable un lenguaje misterioso, otro, en fin, interprete ese lenguaje. Pero que todo se encamine al provecho espiritual.


Me postré a sus pies, dispuesto adorarle; pero él me dijo: - ¿Qué haces? Yo soy un simple servidor como tú y tus hermanos, los que dan testimonio de Jesús. A Dios debes adorar. (Y es que tener espíritu profético y dar testimonio de Jesús es una misma cosa.)


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