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Juan 10:36 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

36 Entonces, ¿con qué derecho me acusáis de blasfemia a mí, que he sido elegido por el Padre para ser enviado al mundo, por haber dicho que soy Hijo de Dios?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 ¿por qué ustedes me acusan de blasfemar cuando digo: “Soy el Hijo de Dios”? Después de todo, el Padre me separó y me envió al mundo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 Y yo, que fui consagrado y enviado al mundo por el Padre, ¿estaría insultando a Dios al decir que soy el Hijo de Dios?

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Blasfemas, porque dije: Soy Hijo de Dios?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 ¿cómo decís vosotros, de aquel a quien el Padre ha consagrado y enviado al mundo: 'Tú blasfemas', porque he dicho: 'Soy Hijo de Dios?'.

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Juan 10:36
39 Referans Kwoze  

Puesto que ha confiado en Dios, que Dios le salve ahora, si es que de verdad le quiere y ya que él afirma que es Hijo de Dios.


El oficial del ejército romano y los que estaban con él vigilando a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que estaba sucediendo, exclamaron sobrecogidos de espanto: - ¡Verdaderamente, éste era Hijo de Dios!


El ángel le dijo: - El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Dios altísimo te envolverá. Por eso, el niño que ha de nacer será santo, será Hijo de Dios.


Resulta, pues, que la Ley llama dioses a aquellos a quienes fue dirigido el mensaje de Dios; por otra parte, lo que dice la Escritura no puede ponerse en duda.


Yo los he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí.


Te pido que todos vivan unidos. Padre, como tú estás en mí y yo en ti, que también ellos estén unidos a nosotros. De este modo, el mundo podrá creer que tú me has enviado.


y han aceptado esta enseñanza que tú me diste. Ahora saben con absoluta certeza que yo he venido de ti y han creído que fuiste tú quien me enviaste


Los judíos replicaron: - Nosotros tenemos una ley, y según ella debe morir, porque ha querido hacerse pasar por Hijo de Dios.


Tomás contestó: - ¡Señor mío y Dios mío!


Estos han sido narrados para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida eterna en él.


Pues no envió Dios a su Hijo para dictar sentencia de condenación contra el mundo, sino para que por medio de él se salve el mundo.


Porque, cuando habla aquel a quien Dios ha enviado, es Dios mismo quien habla, ya que Dios le ha comunicado plenamente su Espíritu.


Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Conforme el Padre me dicta, así juzgo. Mi juicio es justo, porque no pretendo actuar según mis deseos, sino según los deseos del que me ha enviado.


¡Ojalá no os preocupase tanto el alimento transitorio y os esforzaseis por conseguir el duradero, el que da vida eterna! Este es el alimento que os dará el Hijo del hombre, a quien Dios Padre ha acreditado con el sello de su autoridad.


Porque yo he bajado del cielo, no para hacer lo que yo deseo, sino lo que desea el que me ha enviado.


El Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo gracias a él. Así también, el que me coma vivirá gracias a mí.


Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.


Jesús les dijo: - Si Dios fuera de verdad vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he venido de Dios y estoy aquí enviado por él. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me ha enviado.


y manifestado, en virtud de su resurrección, como Hijo poderoso de Dios en cuanto a su condición de espíritu santificador.


Es decir, Dios mismo ha realizado lo que no estaba al alcance de una ley condicionada por la debilidad de la naturaleza humana. El envió a su Hijo como sacrificio por el pecado, y, valiéndose de la naturaleza humana del Hijo - a quien hizo compartir nuestra misma condición pecadora -, dictó sentencia condenatoria contra el pecado.


Suyos son los patriarcas; de ellos, en cuanto hombre, procede Cristo, que es Dios sobre todas las cosas, bendito por siempre. Amén.


Pero, al llegar el momento cumbre de la historia, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la Ley,


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