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Hechos 1:9 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

9 Y, dicho esto, le vieron elevarse, hasta que una nube le ocultó de su vista.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Después de decir esto, Jesús fue levantado en una nube mientras ellos observaban, hasta que ya no pudieron verlo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Dicho esto, Jesús fue levantado ante sus ojos y una nube lo ocultó de su vista.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y dicho esto, fue alzado viéndolo ellos, y una nube lo ocultó de sus ojos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Y dicho esto, fue elevado a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos.

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Hechos 1:9
17 Referans Kwoze  

Después de hablar a sus discípulos, Jesús, el Señor, ascendió al cielo y se sentó al lado de Dios, en el lugar de honor.


Entonces se verá al Hijo del hombre que llega en una nube con gran poder y gloria.


Pues ¿qué ocurriría si vieseis al Hijo del hombre subir a donde estaba antes?


y les dijeron: - Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Estad seguros de que el mismo Jesús que acaba de subir de vuestro lado al cielo, igual que le habéis visto marcharse, volverá.


hasta el día en que subió al cielo, una vez que, bajo la acción del Espíritu Santo, dio las oportunas instrucciones a los apóstoles que había elegido.


Después, nosotros, los que aún quedemos vivos, seremos arrebatados, junto con ellos, a las nubes, y saldremos por los aires al encuentro del Señor. De este modo viviremos siempre con el Señor.


Grande es, sin lugar a dudas, el misterio de nuestra religión: Cristo vino al mundo como ser mortal, el Espíritu dio testimonio de él, los ángeles le contemplaron, fue anunciado a las naciones, en el mundo le creyeron, Dios le recibió en su gloria.


al que nos ha hecho reyes y sacerdotes para su Dios y Padre, a él sea la gloria y el poder por siempre. Amén.


En la tierra se desencadenó en ese momento un formidable terremoto: la décima parte de la ciudad se derrumbó, y siete mil personas perecieron. Los supervivientes, sobrecogidos de espanto, alabaron al Dios del cielo.


Son los que guardaron su fe limpia de toda prostitución idolátrica, los vírgenes, los que forman el cortejo perenne del Cordero, los rescatados de entre los hombres como primeros frutos para Dios y para el Cordero,


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