Gálatas 5:18 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

¹⁸ Pero, si os guía el Espíritu, ya no estáis bajo el dominio de la Ley.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹⁸ Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁸ pero cuando el Espíritu los guía, ya no están obligados a cumplir la ley de Moisés.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁸ Pero dejarse guiar por el Espíritu no significa someterse a la Ley.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁸ Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁸ Pero si os dejáis guiar por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

Gálatas 5:18 Referans Kwoze

Juan 16:13

Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará para que podáis entender la verdad completa. No hablará por su propia cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído y os anunciará las cosas que han de suceder.

Romanos 7:4

De modo semejante, vosotros también, hermanos míos, al estar injertados en Cristo, es como si estuvieseis muertos para la Ley. Sois, pues, libres de entregaros a otro, al resucitado, con el fin de que produzcamos fruto para Dios.

Romanos 8:12

Por tanto, hermanos, si estamos en deuda con alguien, no es precisamente con las desordenadas apetencias humanas, de forma que tengamos que vivir de acuerdo con ellas.

Romanos 8:14

Hijos de Dios son los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios.

Gálatas 5:16

Os exhorto, pues, a que viváis de acuerdo con las exigencias del Espíritu; así no os dejaréis arrastrar por desordenadas apetencias humanas.

Gálatas 5:23

humildad y dominio de sí mismo. Ninguna ley existe en contra de todas estas cosas.

Gálatas 5:25

Si, pues, vivimos gracias al Espíritu, actuemos conforme al Espíritu.

1 Timoteo 1:9

Sabido es también que la ley no está hecha para los buenos ciudadanos; está hecha para los malvados y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los sacrílegos y profanadores de lo santo, para los parricidas y matricidas para los asesinos,

2 Timoteo 1:7

Porque no es un espíritu de cobardía el que Dios nos otorga, sino de fortaleza, amor y dominio de nosotros mismos.