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2 Timoteo 1:12 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

12 Y ya ves el resultado: todas estas penalidades que soporto. Pero no me avergüenzo. Se en quien he puesto mi confianza, y estoy seguro que él me ayudará a cumplir mi cometido hasta que llegue el día del juicio.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Por eso estoy sufriendo aquí, en prisión; pero no me avergüenzo de ello, porque yo sé en quién he puesto mi confianza y estoy seguro de que él es capaz de guardar lo que le he confiado hasta el día de su regreso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 y por el que ahora padezco esta nueva prueba. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he puesto mi confianza y estoy convencido de que tiene poder para guardarme hasta aquel día lo que deposité en sus manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Por causa de lo cual también padezco estas cosas, pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído y he sido persuadido° de que es poderoso para guardar mi depósito° hasta aquel día.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Por esta misma causa soporto yo mi situación actual. Pero no me avergüenzo, porque sé perfectamente de quién me he fiado, y estoy seguro del poder que tiene para guardar hasta aquel día el depósito que se me confió.

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2 Timoteo 1:12
58 Referans Kwoze  

Y todas las naciones pondrán en él su esperanza.


En cuanto al día y la hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo ni el Hijo. Solamente el Padre lo sabe.


Muchos me dirán en el día del juicio: 'Señor, Señor, mira que en tu nombre hemos anunciado el mensaje de Dios, y en tu nombre hemos expulsado demonios, y en tu nombre hemos hecho muchos milagros.'


Os digo, que en el día del juicio, los habitantes de Sodoma serán tratados con más clemencia que los de ese pueblo.


Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, dijo: - Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y, dicho esto, murió.


No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del malo.


Nadie puede aceptarme si no le es dado por el Padre que me envió, yo, por mi parte, le resucitaré en el último día.


En vista de ello, Pablo y Bernabé les dijeron sin miramientos: - Era nuestro deber anunciaros a vosotros los primeros el mensaje de Dios. Pero ya que lo rechazáis y vosotros mismos os descalificáis para la vida eterna, nos dedicaremos de lleno a los no judíos.


Pero los judíos excitaron los ánimos de las damas piadosas y distinguidas, así como de los altos personajes de la ciudad, y organizaron una persecución hasta arrojar de su territorio a Pablo y Bernabé.


Pero él respondió: - ¿Por qué me desanimáis con vuestro llanto? Estoy dispuesto no sólo a dejarme encadenar, sino a morir en Jerusalén por la causa de Jesús, el Señor.


Esteban, por su parte, oraba con estas palabras mientras era apedreado: - Señor Jesús, acoge mi espíritu.


Yo mismo le mostraré las contrariedades que habrá de sufrir por mi causa .


No me avergüenzo de anunciar este mensaje, que es fuerza salvadora de Dios para todo creyente, tanto si es judío como si no lo es.


de que habla la Escritura: Mirad, yo coloca en Sión una piedra contra la que podéis tropezar, y una roca que os puede hacer caer. Pero quien ponga su confianza en ella, no quedará defraudado.


El será quien os mantenga firmes hasta el fin, para que nadie pueda acusaros de nada el día de la venida de nuestro Señor Jesucristo.


El día del Señor hará luz sobre el valor de lo que cada uno haya hecho, pues ese día vendrá con fuego, y el fuego pondrá a prueba la consistencia de la obra de cada uno.


Así lo espero ardientemente, seguro de no quedar defraudado y de que en todo momento, tanto si estoy vivo como si estoy muerto, Cristo manifestará su gloria en mi persona.


Quiero conocer a Cristo, experimentar el poder de su resurrección, compartir sus padecimientos y morir su misma muerte.


El será quien transforme nuestro cuerpo mortal en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que le permite dominar todas las cosas.


Más aún, sigo pensando que nada vale la pena en comparación con ese bien supremo que consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él renuncié a todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.


por cuanto nos impiden anunciar el mensaje a las naciones a fin de que se salven. Están, pues, llenando sin cesar la medida de sus pecados. Pero la ira de Dios está a punto de desencadenarse definitivamente sobre ellos.


Pero vosotros, hermanos, no vivís en las tinieblas. Por eso, el día del Señor no debe sorprenderos como si fuera un ladrón inesperado.


Querido Timoteo, conserva lo que te he transmitido. Haz oídos sordos a toda estéril y profana palabrería, así como a las objeciones de la que arbitrariamente llaman 'ciencia' .


Y conserva este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.


¡Ojalá el Señor tenga misericordia de Onesíforo y su familia, pues él fue muchas veces mi paño de lágrima y no sintió vergüenza al verme encarcelado!


Y tú sabes mejor que nadie los buenos servicios que también me prestó en Efeso. En fin, que el Señor le conceda su misericordia en el día del juicio.


Así que no te avergüences de dar la cara por nuestro Señor y por mí, su prisionero. Al contrario, sostenido por la fuerza de Dios, sufre conmigo por el evangelio.


y por el que he venido a dar en la cárcel como si fuera un malhechor. Pero nadie puede encarcelar el mensaje de Dios.


Sólo me queda recibir la corona de salvación que el Señor, justo Juez, me entregará el día del juicio. Y no sólo a mí, sino a todos los que hayan esperado su venida gloriosa con amor.


Doctrina de fe es ésta, y quiero que también tú insistas con tesón en ella, para que cuantos creen en Dios, se apliquen seriamente a la práctica del bien. Esto es bueno y útil a los hombres.


Nuestra meta ha de ser Jesús, origen y plenitud de nuestra fe; Jesús, que, renunciando a una vida placentera, afrontó sin acobardarse la muerte ignominiosa de la cruz y ahora comparte el poder soberano de Dios.


Precisamente por haber sido puesto a prueba él mismo y haber soportado el sufrimiento, puede ahora ayudar a quienes se debaten en medio de la prueba.


Puede, por tanto, salvar de forma definitiva a quienes por medio de él se acercan a Dios; no en vano vive siempre intercediendo por ellos.


a quienes el poder de Dios asegura, mediante la fe, la salvación que ha de revelarse en el momento final.


Pero si es por ser cristiano, que no se avergüence, sino que alabe a Dios por llevar ese nombre.


Así que, incluso los que sufren en conformidad con la voluntad divina, deben confiarse a la fidelidad del Creador, sin dejar de hacer el bien.


contando con que a unos los salvaréis arrancándolos del fuego; pero a otros sólo podréis compadecerlos, y eso con cautela, evitando incluso el contacto superficial con su torpe manera de vivir.


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