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2 Pedro 1:8 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

8 Que, si de todas estas virtudes sois ricos, no quedaréis inactivos y sin frutos en cuanto al conocimiento de nuestro señor Jesucristo se refiere.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Cuanto más crezcan de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pues si tienen todas estas virtudes en forma eminente, no serán inútiles ni estériles, sino que más bien alcanzarán el conocimiento de Cristo Jesús, nuestro Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Porque si estas cualidades están en vosotros y abundan, no os dejarán estar ociosos ni estériles en el conocimiento pleno de Jesús el Mesías, nuestro Señor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Porque si se encuentran y abundan entre vosotros estas cosas, no os dejarán ser ociosos y estériles en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

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2 Pedro 1:8
33 Referans Kwoze  

Otros son como la semilla que cayó entre cardos: oyen el mensaje, pero lo dejan morir sin que dé fruto, porque sólo se preocupan de los problemas y de los negocios de esta vida.


Hacia las nueve de la mañana salió de nuevo y vio a otros jornaleros que estaban en la plaza del mercado sin hacer nada.


Finalmente, sobre las cinco de la tarde, volvió a la plaza y encontró otro grupo de desocupados. Les preguntó: ' ¿Por qué estáis aquí todo el día sin hacer nada? '


El amo le contestó: 'Administrador malo y holgazán: si sabías que yo cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido,


Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador.


(Y la vida eterna consiste en que te reconozcan a ti como único Dios verdadero, y a Jesucristo como tu enviado.)


Además, os conozco muy bien, y sé que no amáis a Dios.


Sed diligentes en el trabajo, espiritualmente dispuestos, prontos para el servicio del Señor.


Por tanto, hermanos míos muy queridos, manteneos firmes y constantes; destacad en todo momento por vuestra labor cristiana, seguros de que el Señor no dejará sin recompensa vuestros afanes.


No son pocas las pruebas que tienen que soportar; pero su gozo es tan desbordante, que, a pesar de la extrema pobreza en que viven, han derrochado generosidad.


Sobresalís en todo: en fe, en elocuencia, en abundancia de conocimientos, en entusiasmo y en el cariño que me profesáis; pues a ver si aprovecháis esta ocasión para destacar también en generosidad.


Y orarán también por vosotros, mostrándoos su afecto a la vista del extraordinario favor que Dios os ha dispensado.


Y ésta es mi oración: que vuestro amor crezca más y más y se traduzca en un mayor conocimiento y sensibilidad espiritual.


Portaos, en fin, como lo hizo Jesucristo.


Más aún, sigo pensando que nada vale la pena en comparación con ese bien supremo que consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él renuncié a todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.


Vuestro estilo de vida será así totalmente digno y agradable al Señor; daréis fruto en toda suerte de obras buenas y creceréis en el conocimiento de Dios.


Que él sea cimiento y raiz de vuestra vida; manteneos firme en la fe, según lo que aprendisteis, y vivid en incesante acción de gracias.


El mensaje de Cristo llene con toda su riqueza vuestros corazones, y sed de veras maestros y consejeros los unos de los otros. Con un corazón profundamente agradecido, cantad a Dios salmos, himnos y canciones inspiradas.


¡Quiera el Señor llenaros a rebosar de un amor entre vosotros y para con todos tan grande como el que yo siento por vosotros!


Por lo demás, hermanos, tenemos algo que pediros y algo que exhortaros en nombre de Jesús, el Señor. Puesto que os enseñamos a comportaros de manera agradable a Dios, seguid comportándoos así, para que progreséis en ello lo más posible.


Hermanos, incesantemente debemos dar gracias a Dios por vosotros. Es justo que lo hagamos así, ya que vuestra fe crece vigorosa y es mayor cada vez el amor que os tenéis unos a otros.


Además, aprenden a vivir ociosamente, y no hacen más que andar de casa en casa. Desocupadas como están, viven del comadreo, metiéndose en todo y hablando de lo que no deben.


Nuestros hermanos deben aprender a ser los primeros en la práctica del bien y a ayudar en las necesidades más apremiantes. De otra manera, su vida sería como un árbol sin frutos.


¡Ojalá que esa fe tuya, compartida con nosotros, se vuelva eficaz, y llegues así a descubrir todo el bien que podemos hacer por Cristo!


Y no seáis perezosos; antes bien, imitad a quienes, mediante la fe y la constancia, están en vías de heredar lo que Dios ha prometido.


La gracia y la paz se os hagan cada vez más abundantes por el conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor.


Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo necesario para una vida de auténtica fe al llevarnos al conocimiento de quienes nos llamó por su propia gloria y fuerza poderosa.


Estos les sucede a los que, habiendo sido liberados de la corrupción del mundo por haber conocido al Señor y Salvador Jesucristo, se dejan de nuevo enredar y atrapar en ella; su situación final resulta peor que la primera.


Y creced en gracia y en conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él la gloria ahora y por siempre. Amén.


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